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CHANCLAS de neumático, el calzado que volvió tendencia un hombre en Sudán del Sur

“Aguantan las caminatas en el fango del bosque, caminamos largas distancias con las vacas. Es bueno y no tan caro como los otros zapatos en el mercado”, afirmó el hombre.

17615_La Kalle. Chanclas de neumático / Foto: Twitter
La Kalle. Chanclas de neumático / Foto: Twitter
La Kalle. Chanclas de neumático / Foto: Twitter

Les dicen "mutu kelei", lo que en el dialecto árabe de Yuba significa "morirás y ellas seguirán", zapatillas hechas a partir de neumáticos viejos que se han convertido en una solución económica y tan dura como la vida en Sudán del Sur, pero con un encanto y estilo particulares.

 

En un rincón del mayor y más popular mercado de la capital sursudanesa, Romano Yanga, de 30 años, se afana en dar los últimos toques a un zapato. Está sentado en el suelo, rodeado de neumáticos antiguos y amparado por una pequeña pérgola que le protege del sol.

 

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Yanga perdió su anterior empleo por la guerra de la que el país trata de salir tras firmar un acuerdo de paz en septiembre pasado con la oposición.

 

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Con una familia de cinco miembros, Yanga encontró la solución a sus problemas en la fabricación de "mutu kelei", un trabajo "fácil de aprender y de bajo costo, con ingresos que bastan para pagar los estudios de tres hijos y los gastos diarios", explicó a Efe.

 

Los materiales son asequibles: neumáticos viejos, pegamento y alguna que otra herramienta.

 

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El proceso también es sencillo y se limita a medir el pie del cliente al lado de un trozo de neumático cortado previamente.

 

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En una jornada laboral, Yanga puede producir cinco pares de zapatos y los vende a 2.000 libras sursudanesas o unos 6 dólares cada uno.

 

Eso sí, el tiempo y el precio dependerán del diseño demandado por el comprador, que debe decidir si desea una zapatilla hecha 100 % de neumático reciclado o si, por el contrario, prefiere una adornada con hilos de colores tejidos en ella a modo de croché.

 

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Muchachas que, a golpe de ganchillo, tratan de pagarse los estudios se encargan de la decoración, como Martha Lino, de 22 años.

 

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La joven estudia Economía en la Universidad de Yuba y en sus ratos libres borda zapatillas en el cercano mercado de Konyo Konyo para intentar salvar la difícil situación económica que atraviesa su familia desde la jubilación de su padre y ayudar a pagar sus estudios.

 

"Decidí tener este trabajo que nos cubre a mí y a mi familia todas las necesidades, cobro 5.000 libras al día (15 dólares)", explicó a Efe.

 

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La mayoría de los que frecuentan el vistoso bazar son jóvenes de pueblos lejanos, sobre todo pastores y campesinos que buscan las "mutu kelei" por su resistencia a las condiciones de la naturaleza, especialmente en otoño.

 

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En las zonas rurales, donde habita la gran mayoría de los sursudaneses, con sus caminos sin asfaltar y bosques, la población prefiere este calzado a otros importados desde China u otros países, menos duraderos y más caros.

 

Gai Jok Deng, un pastor de Kit, al sur de Yuba, acudió al mercado para llevarse diez pares para los jóvenes de su zona.

 

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"Aguanta las caminatas en el fango del bosque, caminamos largas distancias con las vacas. Es bueno y no tan caro como los otros zapatos en el mercado, solamente usamos este tipo", afirmó a Efe.

 

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Sin embargo, las "mutu kelei" también arrasan en zonas urbanas.

 

El funcionario del Ayuntamiento de Yuba James Ukwei compra a sus tres hijos estas zapatillas al inicio de cada curso escolar y asegura que les duran todo el año sin estropearse, algo indispensable con su limitado sueldo y situación económica "miserable".

 

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Debido a la crisis que sufre el país, Ukwei y otros 1,5 millones de funcionarios públicos sursudaneses no han recibido sus salarios en los últimos seis meses, algo que hace más apremiante si cabe la necesidad de encontrar productos asequibles.

 

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La zapatilla de neumático "es adecuada para mi situación económica, es fuerte y presentable de algún modo", concluyó en declaraciones a Efe.

 

 

 

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