Autoridades mexicanas detuvieron a una mujer tras encontrar en su vivienda animales domésticos sin vida en el refrigerador además de 45 especies, con vida, hacinadas en las habitaciones del departamento donde vivía con sus dos hijos menores de edad.
Vecinos de la colonia Bosques de San Sebastián, ubicada en la ciudad de Puebla, acusaron a la ahora detenida como responsable de "robar y almacenar" en su domicilio a animales caninos. Esto, tras la continua desaparición de perros en el vecindario.
"Encontramos perros y gatos destazados en el congelador, palomas, conejos y un perro muy agresivo en el pasillo que no dejaba entrar a las recámaras que al parecer era donde tenía más perros" señaló en entrevista Renata Flores, una de las vecinas de la colonia que denunció los hechos.
La noche del jueves autoridades ingresaron a la vivienda donde hallaron 45 animales con vida:
- 29 perros
- 13 gatos
- Dos conejos
- Una paloma.
"Al ingresar al domicilio nos encontramos con dos recámaras, una sala comedor, una cocina y un baño donde se observaban caninos y felinos separados por habitaciones además de conejos y una paloma enjaulada con signos de debilidad", señaló en rueda de prensa Israel Román Romano, secretario de Infraestructura del municipio de Puebla.
Además, en uno de los tres refrigeradores de la casa encontraron cuatro cadáveres: dos eran felinos, un canino y un conejo.
Los animales fueron trasladados al departamento de Protección Animal donde están siendo valorados. Autoridades reportan que se encuentran son signos de desnutrición.
María Consuelo N., de 42 años, fue detenida y está siendo investigada por los delitos de maltrato animal y abandono de personas, pues sus dos hijos, fueron encontrados en condiciones insalubres.
Uno de ellos, de 17 años, sufre displasia muscular por lo que permanecía en la cama. Los dos menores se encuentran a resguardo del Sistema Municipal DIF de Puebla y están siendo valorados.
Vecinos señalan que la mujer, a quien llamaron la "Mata Perros" robaba animales domésticos de la zona y pedía recompensa por ellos; de no aparecer dueño presuntamente los destazaba, cocinaba y vendía en tortas (pan relleno de alimentos).
"Dicen que estaba vendiendo la carne enchilada de los perros y se paraba en la iglesia de las palomas a pedir limosna", comentó otra vecina.
