Perrito espera en la puerta del hospital a su amo que ya murió por coronavirus

A veces transitaba por los pasillos del hospital con la esperanza de encontrarlo, pero no fue así.

Perrito espera en la puerta del hospital a su amo que ya murió por coronavirus
Perro espera a su dueño que ya murió por coronavirus // FOTO: Facebook

La fidelidad y el amor que tiene una mascota hacia su dueño no tiene comparación, a pesar de las dificultades emocionales y físicas que tengamos, ellos siempre están a nuestro lado como un apoyo incondicional.

 

En medio de la crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus, un hombre en Wuhan, lugar donde se originó el virus, fue internado en el hospital por haber dado positivo para COVID-19.

 

Su perro lo acompañó hasta la entrada del hospital, pero lastimosamente a los cinco días de haber dado positivo, falleció y sin pensarlo dejó solo a su peludo amigo.

 

El pequeño animal no entendía porque su amo no salía de aquel lugar, esperó y esperó, segundo a segundo, pero el hombre jamás apareció.

 

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FOTO: Fotocaptura Facebook

 

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Parado en las puertas de la clínica, se plantó con la esperanza de reencontrarlo y subir en sus brazos.

 

A veces recorría los pasillos del hospital mirando de lado a lado para ver si lograba localizarlo, pero no hubo indicio.

 

Al conocer su historia, los enfermeros del lugar decidieron adoptarlo, incluso lo llamaron Xiao Bao que en chino significa ‘pequeño tesoro’.

 

Increíblemente algunos intentaron alejarlo del lugar y llevarlo lejos de allí, pero sus intenciones eran otras, estar con el sujeto a como diera lugar.

 

Luego de tres meses, una mujer llamada Wu Cuifen lo acogió y logró convencerlo para que viviera en el supermercado donde trabaja y actualmente Xiao Bao vive con ella.

 

En una entrevista para el portal ‘New York Post’ la mujer dijo:

 

“Nunca salió del hospital. Fue increíblemente leal. Primero me familiaricé con el perro y, después, lo traje a la tienda. Cada mañana, cuando abría, Xiaobao estaba allí esperándome, hasta que me despedía al final de cada día, pero nunca se iba a casa”.

 

Esperemos que el pobre de Xiao logre acostumbrarse a su nueva vida y viva feliz para siempre.

 

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