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El país sigue consternado por el doloroso caso de David Nocua, el joven de 14 años cuyo cuerpo fue hallado por su madre a orillas del río Tunjuelo, en la localidad de Usme, Bogotá.
Dos menores de edad, incluida su exnovia de 15 años, confesaron ser los responsables del crimen. Sin embargo, hasta hace poco no se conocían los motivos que llevaron a este fatídico desenlace.
De acuerdo con el testimonio de uno de los implicados, quien se entregó voluntariamente, todo se habría originado por la negativa de David a retomar una relación amorosa con la joven. La adolescente, al parecer, había citado al menor con la excusa de pasar una tarde entre amigos, pero sus verdaderas intenciones eran muy distintas.
Cámaras de seguridad captaron a David caminando junto a la joven y un amigo de ella el pasado 8 de mayo. Más tarde, fueron vistos en un lote baldío, donde, según la Fiscalía, ocurrió el ataque. Dos días después, el cuerpo fue encontrado por su madre, Juliana Monroy, quien aún no puede entender cómo la vida de su hijo terminó de forma tan brutal.
Los avances de la investigación revelan que David había sido objeto de constantes maltratos por parte de su exnovia. La orientadora de su colegio incluso le recomendó alejarse de la menor, pero él, en un gesto de ingenuidad y confianza, continuó viéndola.
El joven que acompañaba a la agresora relató ante las autoridades que ella ya había amenazado a David días antes. Supuestamente, la menor lo presionaba para que volvieran a ser pareja, y al no obtener respuesta, ideó un plan con ayuda de su amigo. En una zona boscosa cercana al río, ambos adolescentes lo atacaron con un arma blanca y lo dejaron sin vida.
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La Fiscalía imputó a los menores el delito de homicidio agravado y ordenó una medida de internamiento preventivo en un centro especializado. Aunque la justicia actúa, la familia de David enfrenta un dolor irreparable. Su madre lo describió como un niño lleno de sueños: amaba el fútbol, la patineta y ya tenía ideas para emprender un negocio de camisetas estampadas.
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La tragedia de David Nocua ha reabierto el debate sobre las relaciones tóxicas entre adolescentes y la falta de atención a los primeros signos de violencia. La historia del joven demuestra la importancia de escuchar a los menores y actuar a tiempo cuando hay señales de alarma.
También evidencia la necesidad urgente de reforzar la orientación escolar y el acompañamiento emocional en edades tempranas. En este caso, aunque hubo una advertencia de la institución educativa, no fue suficiente para prevenir el crimen.
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