Un temblor de magnitud 3,7 sacudió la tarde del domingo 18 de febrero a Colombia, generando preocupación y alerta en varias zonas del país. El movimiento telúrico, cuyo epicentro se ubicó en el mar Caribe cerca de Montería, fue percibido con fuerza en regiones como Antioquia, Chocó y Córdoba.
Aunque la magnitud del temblor fue moderada, su impacto se dejó sentir en municipios cercanos como Necoclí (Antioquia), Acandí (Chocó) y Turbo (Antioquia), distantes entre sí a 30 y 47 kilómetros respectivamente, con una profundidad del evento sísmico de 42 kilómetros. Ocurrió sobre la 1:00 p.m.
La noticia del temblor se propagó rápidamente a través de las redes sociales, donde varios usuarios compartieron sus experiencias y sensaciones durante el evento.
Ante esta situación, las autoridades locales y el Servicio Geológico Colombiano (SGC) se mantuvieron en alerta y monitorearon de cerca la situación para evaluar cualquier posible consecuencia del sismo.
A pesar de la inquietud inicial, el SGC no recibió informes de daños significativos como resultado del temblor.
Vale la pena mencionar que la entidad, constantemente, emite advertencias a la población para mantenerse alerta, ya que las réplicas son una posibilidad en las horas y días siguientes al evento principal.
Estas medidas buscan garantizar la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos ante eventos sísmicos como el experimentado esa noche.
Es importante recordar que Colombia se encuentra ubicada en una zona de alta actividad sísmica, debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico.
Esta región, conocida por su intensa actividad tectónica, experimenta una gran cantidad de terremotos y temblores regularmente. La geología del país, caracterizada por la convergencia de placas tectónicas, hace que sea especialmente susceptible a eventos sísmicos.