
Cada año, el domingoposterior al Domingo de Resurrección, conocido también como el II Domingo de Pascua, la Iglesia Católica celebra el Domingo de la Divina Misericordia.
Esta fecha, que marca el cierre de la Octava de Pascua, tiene como propósito recordar el inmenso amor y compasión que Dios ofrece a toda la humanidad.
El origen de esta festividad se remonta a las revelaciones que recibió Santa Faustina Kowalska, una monja polaca canonizada en el año 2000. Según los escritos del “Diario” de Faustina, Jesús le transmitió el deseo de instituir una fiesta especial dedicada a su infinita misericordia.
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“Quiero que esta Fiesta de la Misericordia sea un refugio para todas las almas, especialmente para los pecadores”, le dijo Jesús en una de sus visiones.
¿Qué significa la Divina Misericordia?
La Divina Misericordia representa un llamado urgente a confiar en el amor y la bondad de Dios. En sus mensajes a Santa Faustina, Jesús expresó su tristeza por las almas que, a pesar de su sacrificio en la cruz, se pierden porque no recurren a su misericordia.
Para los fieles, esto se traduce en una invitación clara, abrir el corazón a la misericordia divina y buscar el perdón con humildad y confianza.
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Uno de los aspectos más importantes de esta celebración es la posibilidad de recibir indulgencias plenarias, es decir, el perdón total de las penas temporales por los pecados confesados.

Para obtener esta gracia, la Iglesia recomienda realizar ciertas prácticas espirituales, como el rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia, participar en la Eucaristía, confesarse y tener un corazón verdaderamente arrepentido.
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El Papa Francisco, durante la Jornada Mundial de la Juventud de 2016 en Cracovia, recordó la importancia de esta devoción al llamar a San Juan Pablo II y a Santa Faustina Kowalska los "Apóstoles de la Misericordia".

Ambos santos polacos, aunque no coincidieron en vida, se convirtieron en testigos invaluables del rostro compasivo de Dios. San Juan Pablo II fue quien oficializó esta fiesta para toda la Iglesia, reconociendo el papel fundamental de Faustina en difundir este mensaje de esperanza y salvación.
Este 27 de abril, los católicos alrededor del mundo son invitados a renovar su confianza en el amor misericordioso de Jesús. La celebración no es solo una fecha litúrgica más, sino una profunda oportunidad de acercarse a Dios, recordar su infinita paciencia y bondad, y comprometerse a ser también testigos vivos de su misericordia en el mundo.
Así, el Domingo de la Divina Misericordia se convierte en un recordatorio permanente de que, sin importar las faltas cometidas, Dios siempre espera a sus fieles con los brazos abiertos, dispuesto a perdonar y abrazar con amor eterno.
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