La tragedia que rodea la historia de Yesika Paola Chávez
ha dejado una huella profunda no solo en su familia, sino también en toda una comunidad que hoy llora su partida.
La joven estilista de 26 años fue asesinada el pasado 22 de abril dentro de la peluquería donde trabajaba, en el barrio Quintas del Sur, en Ciudad Bolívar, Bogotá. El agresor fue su expareja, Andrés Julián Mesa Ramírez, un policía activo que, luego del crimen, se quitó la vida.
El hecho, que quedó registrado en cámaras de seguridad, fue tan escalofriante como inesperado. Mesa ingresó al local con un casco que ocultaba su rostro y, sin mediar palabra, descargó su arma contra Yesika.
Aunque otras mujeres estaban presentes, nada pudieron hacer. El impacto fue inmediato y desencadenó una oleada de indignación en redes sociales, medios y sobre todo entre sus vecinos, quienes organizaron una velatón en su memoria.
Yesika era madre de un niño de dos años, trabajadora incansable y reconocida en su comunidad por su calidez y profesionalismo. Se había trasladado desde Chaparral, Tolima, en busca de mejores oportunidades, pero su vida fue arrebatada por un ciclo de violencia que, lamentablemente, ya había sido alertado por ella misma ante instituciones locales.
La madre de Yesika Paola Chávez rompe el silencio con dolor y sabiduría
Durante la velatón realizada el 24 de abril, Luz Mirian Morales, madre de la víctima, ofreció unas palabras a City TV que tocaron los corazones de quienes la escucharon. Con la voz entrecortada por el dolor, expresó: “Es una cosa que uno no puede superar”. Recordó cómo, solo quince días antes del crimen, Yesika se había reunido con su familia en un momento que ahora se convierte en uno de los recuerdos más preciados.
“Era la niña extrovertida, la que nos hacía reír, con nobleza y amabilidad”, dijo Morales, pintando el retrato de una joven llena de vida, sueños y amor por su hijo. Su testimonio no solo fue una despedida, también se convirtió en un llamado urgente a todas las familias. “De todo corazón, les pido a las familias que miren con quién se mete cada hijo o hija”, advirtió, en un intento por evitar que otras madres vivan el mismo infierno.
Amigas y vecinas de Yesika se unieron al homenaje, recordándola como una mujer alegre, talentosa y entregada a su trabajo. Una de ellas, Jenny Ramírez, afirmó: “No merecía caer en manos de ese hombre”, subrayando que su vida fue apagada injustamente por alguien con antecedentes de violencia.
Yesika Paola Chávez, símbolo de lucha contra la violencia de género
El feminicidio de Yesika Paola Chávez ha reavivado un debate necesario en Colombia: el de la protección real y efectiva para las mujeres en situaciones de riesgo. La joven había denunciado previamente comportamientos agresivos por parte de su expareja, pero, como en muchos casos, la ayuda institucional no llegó a tiempo para salvarla.
La indignación por su asesinato ha movilizado a autoridades y ciudadanos. El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, expresó su apoyo a la familia, mientras que la Policía Metropolitana inició una investigación interna. Desde Chaparral, su pueblo natal, también se alzaron voces de rechazo ante este crimen atroz.
Yesika será recordada por su alegría, su valentía como madre, y su lucha silenciosa por construir un futuro mejor. Su historia nos duele, pero también nos obliga a mirar de frente una realidad que no puede seguir siendo ignorada. Hoy, más que nunca, su nombre se convierte en bandera para exigir justicia y cambios reales en la forma en que se protege la vida de las mujeres en Colombia.
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