
ÁlexCampos sorprendió en su visita a El Klub de La Kalle con un relato poderoso y es que con la autenticidad que lo caracteriza, habló de uno de los capítulos más difíciles y transformadores de su vida: un diagnóstico que amenazó con arrebatarle su instrumento más sagrado, su voz.
Fue entonces cuando, enfrentado a un tumor en sus cuerdas vocales y a una operación inminente, comenzó una batalla interna que lo llevó a un punto de quiebre emocional y espiritual.
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Álex Campos: Un Viaje de Dolor y Revelación
Durante ese silencioso aislamiento obligado, en casa y sin poder hablar, la necesidad de comunicarse con lo divino se abrió paso en forma de canción. Las primeras líneas de "Al Taller del Maestro" nacieron como una súplica, casi una protesta: “Ay, cómo me duele estar despierto y no poder cantar…”. En palabras del propio artista, esa fue su queja directa a Dios, una forma de expresar la angustia que lo invadía y el desconcierto ante lo que parecía una prueba injusta.
Pero esa queja se transformó. En medio de la escritura de la canción, una segunda parte emergió con un mensaje que parecía venir desde lo alto. Líneas como “¿Para qué la fama y las estrellas si el maestro aquí no está?” cambiaron el tono por completo. Fue el momento en que comprendió que, quizás, él mismo necesitaba volver al taller, rendirse y dejarse moldear. Ese giro en la narrativa de la canción reflejaba un cambio profundo en su interior.
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Lo que sucedió después fue, para él, un verdadero milagro. Quince días tras escribir la canción, llegó la fecha de su cirugía. Sin temor y con una fe renovada, le dijo al médico: “No necesito la operación”. Tras una revisión detallada, el doctor confirmó lo inesperado: no había necesidad de intervención. Las cuerdas vocales estaban sanas. Aquel milagro selló el destino de “Al Taller del Maestro”, que se convertiría en su canción más emblemática y, sin duda, en un canto de esperanza para miles.
Un milagro por el que continúa el legado de Álex campos
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Desde entonces, su historia ha sido una fuente de inspiración. En un país con tantos desafíos sociales y espirituales, el testimonio de este milagro ha servido para recordar que la fe puede mover montañas, o sanar gargantas.
Álex ha insistido en que no se trata de la fe colectiva o de un evento espectacular, sino de la fe personal y sincera: esa que se construye en silencio, en el dolor y en la rendición total. Su mensaje invita a una reconexión espiritual, en medio de un mundo acelerado y dividido.
A pesar de críticas de sectores religiosos por su presencia en escenarios “seculares”, Campos ha defendido su visión: su música no es exclusiva de templos, es una herramienta de conexión y transformación.
Figuras de la música como Juanes y Silvestre Dangond han expresado su respeto por su obra, prueba de que el arte con propósito puede cruzar cualquier frontera. Con casi tres décadas de carrera, ÁlexCampos sigue tocando almas, una canción a la vez, guiado por la misma fuerza que lo rescató en su momento más oscuro.
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