En diciembre de 2024, una mujer identificada como Sara Torrijos, residente de Madrid, España, compartió en TikTok su desgarradora experiencia tras caer en una astuta estafa que prometía ingresos fáciles a cambio de realizar tareas sencillas en redes sociales.
El video, que acumula más de 7 millones de visualizaciones y cerca de 47,300 comentarios, se ha convertido en una advertencia viral sobre los peligros de confiar en esquemas que parecen demasiado bueno para ser verdad.
Con voz quebrada, Sara relató cómo su deseo de mejorar su situación económica la llevó a un grupo en Telegram donde, supuestamente, se pagaba por ver videos de YouTube y darles "me gusta".
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"Comencé haciendo tareas simples. Por cada video me prometían 2,50 euros. Al principio, me pagaron rápidamente, lo que me hizo confiar en el sistema" , narró.
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La estafa viral que la hizo pasar de 30 euros a una deuda insostenible
En las primeras tareas, Sara recibió pagos que reforzaron su confianza en el grupo. Sin embargo, pronto las condiciones cambiaron. La tercera tarea requería un adelanto de 30 euros para recibir 39 a cambio.
Aunque le pareció arriesgado, accedió y, para su sorpresa, recibió el pago prometido. Este patrón se repitió con tareas sucesivas, donde Sara debía aportar sumas crecientes: primero 50 euros, luego 120, hasta alcanzar cifras exorbitantes.
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El punto crítico llegó cuando los administradores del grupo le solicitaron 1.200 euros, argumentando la necesidad de corregir un supuesto error. Desesperada por recuperar su inversión inicial, Sara pidió seis microcréditos y utilizó dinero de su esposo para cumplir con los pagos. En total, perdió 4.400 euros, un golpe devastador para su economía familiar.
Sara denunció a los estafadores pero no recuperó su dinero
Sara finalmente decidió confesarle a una amiga policía lo sucedido, esperando que esta le confirmara la legalidad del supuesto trabajo. La respuesta fue devastadora: todo era una estafa. Armándose de valor, reunió pruebas y presentó una denuncia formal.
Sin embargo, las autoridades le advirtieron que las probabilidades de recuperar su dinero eran mínimas.
El golpe emocional fue tan fuerte como el económico. En su video, Sara expresó entre lágrimas cómo tuvo que enfrentar a su esposo y admitir que había tomado decisiones financieras sin consultarlo. Además, detalló las enormes dificultades para cubrir los intereses abusivos de los microcréditos adquiridos.
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“Lo hacen para aprovecharse de personas vulnerables como yo, que desde la pandemia luchamos por salir adelante” , afirmó Sara al concluir su relato. Con dos hijos pequeños y una montaña de deudas, la mujer ahora lucha cada día por reconstruir su vida.
Su historia, aunque dolorosa, sirve como una advertencia universal: "Nadie regala nada. No caigan en estas trampas" . Sara espera que su testimonio ayude a evitar que otros sean víctimas de fraudes similares.
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