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Detalle a detalle: así planearon el sicariato de Hernán Roberto Franco

El sicario que acabó con la vida del empresario Hernán Roberto Franco tenía meticulosamente medido el tiempo para cometer el hecho, todo se hizo en solo 11 segundos, con un arma con silenciador.

Hernán Roberto Franco, empresario asesinado en el parque de la 93
Hernán Roberto Franco, empresario asesinado en el parque de la 93
/Foto: captura de pantalla Noticias Caracol

A través de las redes sociales fue posible conocer las imágenes del cruel asesinato del empresario Hernán Roberto Franco, en un suceso que tiene conmocionada a la sociedad por la precisión con la que se ejecutó. El hecho ocurrió en el conocido Parque de la 93, la mañana del pasado miércoles 21 de febrero, el ataque sicarial interrumpió la paz del lugar. Las cámaras de seguridad de una oficina captaron el momento exacto en que el asesino, con un plan claramente trazado, llevó a cabo su siniestro objetivo.

Con la frialdad de quien ejecuta una misión calculada al milímetro, el atacante irrumpió en el parqueadero y "no dejó espacio para la improvisación", relatan testigos indirectos de los hechos. La secuencia de eventos revela que Franco, acompañado de su escolta, llegó en su vehículo al lugar, sin presagiar lo que ocurriría instantes después. Mientras Franco hablaba por teléfono, ajeno al peligro inminente, el asesino se abalanzó sobre él con una determinación escalofriante, usando un arma equipada con silenciador, lo que añadía un siniestro sigilo al ataque.

El intento de defensa por parte del guardaespaldas resultó infructuoso; el asesino, con una precisión perturbadora, logró evadir cualquier intento de captura, escapando del lugar con la misma agilidad con la que llegó. "Es como si hubiera ensayado cada movimiento, cada segundo, conociendo de antemano cada posible obstáculo", comentan fuentes cercanas a la investigación.

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Detalles del crimen

Este crimen no fue un acto aleatorio. La víctima, un reconocido auditor de empresas privadas, estaba inmerso en revisiones financieras de gran envergadura, lo que, según informes, ya le había valido amenazas previas. Esto apunta a que el homicidio fue un sicariato bien orquestado, donde cada detalle fue cuidadosamente planeado para asegurar el "éxito" de la misión y la posterior huida del asesino. "La precisión del ataque sugiere que los perpetradores no solo conocían la rutina de Franco, sino que también habían estudiado meticulosamente el entorno para garantizar una escapatoria limpia", apunta un experto en seguridad.

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A pesar de la protección y las medidas de seguridad que rodeaban a Franco, el ataque se llevó a cabo con una eficacia devastadora. Incluso en sus últimos momentos, herido de gravedad, Franco intentó mantenerse en pie, una muestra de su resistencia y espíritu indomable. Este trágico evento no solo dejó un vacío entre sus seres queridos y conocidos, sino que también levnta serios interrogantes sobre la seguridad en la capital.

El asesinato de Hernán Roberto Franco no es solo la pérdida de un empresario destacado; sino que "este acto no solo buscaba silenciar a Franco, sino enviar un mensaje escalofriante a cualquier otro que se atreva a desafiar los intereses oscuros detrás de este crimen", concluyen analistas. La comunidad, aún en shock, espera justicia, anhelando que este acto no quede impune, sino que se capture pronto a los responsables tanto materiales como intelectuales del hecho.

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