El mundo que saldrá de la pandemia de COVID-19 podría traer gobiernos más autoritarios, un auge de la censura y aún mayor desigualdad, se alertó hoy en una sesión extraordinaria y virtual del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que analizó los efectos políticos y sociales de la pandemia.
La expresidenta chilena expresó por ejemplo su temor a que algunas medidas de emergencia tomadas para hacer frente al COVID-19 sean usadas como justificación para introducir medidas autoritarias que se prolonguen incluso cuando termine la pandemia.
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"Me preocupa profundamente la adopción por parte de algunos países de poderes ilimitados de emergencia, no sujetos a revisión", señaló, añadiendo que en algunos casos "la epidemia se está usando para justificar cambios represivos de la legislación convencional, que seguirán en vigor mucho después del final de esta emergencia".
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La alta comisionada Michelle Bachelet, evitó dar ejemplos concretos, aunque la comunidad internacional ha criticado recientemente medidas como las tomadas por Filipinas o Hungría, cuyo Parlamento votó a favor de permitir que el primer ministro, Viktor Orban, gobernara por decreto bajo un estado de emergencia de duración indeterminada.
CENSURA A LOS CRÍTICOS
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Bachelet también mostró su preocupación por los pasos dados por algunos gobiernos para imponer restricciones a la libertad de prensa y de expresión, justificadas en el combate a supuesta "desinformación" pero que podrían dirigirse contra cualquier crítica.
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"En algunos países se ha informado de periodistas sancionados por reportar sobre escasez de mascarillas, trabajadores sanitarios reprendidos por decir que no tienen suficiente protección o gente detenida por hablar de la pandemia en redes sociales", denunció.
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LOS PELIGROS DEL CONFINAMIENTO
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También indicó que el confinamiento domiciliario ordenado en muchos países aumenta el riesgo de que haya violencia doméstica, "como han mostrado recientes estadísticas en España y Francia".
Alertó de que entre los colectivos más expuestos al contagio se encuentran los presos y detenidos, por lo que su número debe ser "cuidadosamente reducido para evitar una expansión explosiva del virus", y rechazó los planes de algunos países para dictar penas de prisión a quienes violen las normas de distanciamiento social.
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"Ello seguramente exacerbaría la epidemia", destacó Bachelet, y subrayó que ante la actual amenaza que afronta la humanidad "no hay sitio para el nacionalismo o la búsqueda de chivos expiatorios", y denunció los ataques físicos y verbales que han sufrido en algunos países minorías como los orientales.
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UN VIRUS QUE REVELA LA DESIGUALDAD
La alta comisionada agregó que la pandemia "está desvelando el perjudicial impacto de las desigualdades en todas las sociedades", tanto en acceso a las redes de atención sanitaria como en protección laboral, incluso en países desarrollados.
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Subrayó en ese sentid que el COVID-19 "tendrá efectos desproporcionados en los más pobres" y citó estudios del gobierno autonómico de Cataluña (España) que muestran cómo los barrios más desfavorecidos tienen niveles de contagio seis o siete veces mayores que las barriadas más prósperas.
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La pandemia de COVID-19, concluyó, "es un test colosal" que requiere "acciones decisivas, coordinadas e innovadoras de todos y para todos".
PRIMER CONSEJO A DISTANCIA
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Es la primera vez en 15 años de actividad que el Consejo de Derechos Humanos celebra una sesión virtual, con los representantes de organizaciones internacionales, gobiernos y ONG participando por videoconferencia desde sus domicilios u oficinas.
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En el turno de intervenciones, el representante de la Unión Europea, organización criticada por no conseguir una respuesta coordinada a la crisis, admitió que "es tempo para la solidaridad".
Aseguró que los Veintisiete están trabajando para garantizar ayuda financiera a los afectados por la pandemia por valor de 20.000 millones de euros.
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China y Rusia insistieron en la necesidad de no politizar la crisis y de levantar las sanciones internacionales contra países como Irán, Venezuela o Cuba, cuyas delegaciones señalaron que los bloqueos dificultan sus esfuerzos para prevenir la expansión del coronavirus.
Organizaciones no gubernamentales denunciaron que el COVID-19 ha supuesto un aumento del "edadismo", la discriminación por razón de edad, y la delegación sudafricana llamó a la próxima celebración de una cumbre mundial para "reafirmar el espíritu humano" tras la terrible pandemia global.
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