La casa de subastas Phillips exhibió en su sede neoyorquina el diamante más grande que jamás se ha encontrado en Norteamérica, descubierto el pasado octubre en la mina canadiense de Diavik y que, pese a no haber sido aún cortado y pulido, ya tiene un valor "sustancial".
La piedra se trata de la vigesimoquinta más grande por tamaño sin cortar del mundo, en una lista dominada por los diamantes desenterrados en África y en Rusia.
El brillante cuenta además con un color amarillento "anómalo", en tanto que no es habitual encontrar una formación de cristales con presencia de nitrógeno, que es lo que genera esa tonalidad.
"Tiene un magnífico brillo. Para mí es casi como si tuviera un aura, es una de las cosas que lo hacen tan especial. Además de la edad: los diamantes canadienses son de los más antiguos del mundo, tienen cerca de 3.100 millones de años", explicó en declaraciones el vicepresidente ejecutivo de Diamonds Canadamark, James Pounds.
"Fue, en primer lugar, un golpe de suerte encontrar un diamante de este color y este brillo y, en segundo, porque soportó el proceso de aplastado necesario para liberar a los diamantes, porque es muy agresivo. Hay algunos ligeros rasguños en su superficie", detalló el responsable de la compañía.
Uno de los detalles más llamativos es la exposición de dicho brillante en bruto, previo al proceso de cortado y pulido.
"Incluso en su forma más basta, tiene una cierta belleza: el color, el centro translúcido de la piedra...", dijo Pounds.
Tras su exhibición, la compañía negociará con algunos de los "mejores" joyeros del mundo, debatiendo qué tamaño y forma debería adquirir esta piedra, así como el color que quieren mantener.
Si bien todavía no se va a subastar porque quedan largos meses de proceso por delante, el diamante podría alcanzar un gran valor en el mercado.
Ahora mismo, asegura el empresario, el brillante tiene un "valor sustancial" sin haber sido cortado, aunque no puede facilitar detalles de en cuánto estaría valorado.
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