
Alberto Linero rompe tabúes y revela cómo fue su primera vez: “A los 50"
El exsacerdote y actual panelista de Blu Radio reveló detalles de su primera experiencia y habló del impacto del celibato en su vida.

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Durante años, Alberto Linero fue una de las voces más reconocidas de la espiritualidad católica en Colombia. Como sacerdote, predicador y autor, su figura estaba asociada al compromiso religioso y a la práctica del celibato.
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Sin embargo, su salida del sacerdocio no solo significó un cambio de rumbo profesional, sino también el inicio de una nueva vida emocional y física.
En una entrevista con Eva Rey en el programa Desnúdate con Eva, el ahora comunicador sorprendió con una revelación que no dejó indiferente a nadie: su primera experiencia ocurrió a los 50 años, con su actual esposa, María Alcira Matallana.
“Con ella, nada más. Nada más la conozco a ella”, afirmó Linero, dejando claro que su única experiencia íntima ha sido con la mujer que lo acompaña desde que decidió abandonar los hábitos.
La confesión se dio en un tono distendido, entre risas y reflexiones profundas sobre su tránsito del celibato estricto al descubrimiento de la intimidad.
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“Siempre he sido precoz, siempre he aprendido fácil. Estaba asustado, pero no tenía miedo”, dijo entre risas, añadiendo que se sintió capaz a pesar de la inexperiencia.
Su esposa no se quedó atrás en la charla y, consultada por Rey, calificó la experiencia con un “siete sobre diez”, lo que provocó una carcajada general.
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Linero dejó claro que durante sus más de 25 años como sacerdote vivió el celibato con convicción. Asegura que no fue una carga mientras ejercía su ministerio, sino una elección consciente. No obstante, ahora cuestiona la vigencia de esa imposición dentro de la Iglesia Católica.
“El celibato obligatorio está desconectado de la realidad humana de los sacerdotes”, sentenció, y no dudó en afirmar que, si tuviera la oportunidad de hablar con el actual papa León XIV, Robert Francis Prevost, le pediría una transformación profunda en esta materia.
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La soledad emocional, más que la necesidad física, fue uno de los factores que lo llevaron a tomar la decisión de dejar el sacerdocio. En la entrevista, Linero enfatizó que su búsqueda no era solo amorosa, sino humana: necesitaba conexión, afecto y libertad para vivir plenamente.
Además de compartir aspectos íntimos de su vida personal, el exsacerdote se refirió a una de las labores más delicadas que cumplió dentro de la Iglesia: escuchar confesiones.
“Yo aprendí pecados confesando. Yo decía: ‘No joda, ¿y eso se puede?’”, expresó al recordar las situaciones que más lo impactaron.
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Según dijo, el pecado más frecuente que escuchaba era la infidelidad, tanto de hombres como de mujeres. “Lo que pasa es que a los hombres se les ve más y a las mujeres no tanto. Pero es la misma vaina”.
No obstante, hubo confesiones que traspasaron los límites del asombro. Linero reveló que algunas personas admitieron haber cometido delitos con animales.
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“Temas de zoofili*, por ejemplo... locuras. Lo que tú no te imaginas, son capaces de decirnos hombres y mujeres”, aseguró.
También confesó haber escuchado a individuos que admitieron haber apagado la vida de otras peresonas.
Como exige el secreto de confesión, nunca pudo acudir a las autoridades, pero su respuesta ante estos casos fue clara: “Pues nada, decirles que Dios los perdona y que ojalá se entreguen a la justicia”.
En su rol pastoral, Linero también rechazó otorgar la absolución a quienes no mostraban arrepentimiento.
“Personas que te contaban algo y tú les preguntabas: ‘¿Y usted se arrepiente?’ [y respondían]: ‘No, fue rico’. Si fue rico y no se arrepiente, pues no tiene sentido que yo lo absuelva. Entonces no, no hay absolución”, explicó con firmeza.
Más allá del ámbito sexual, Linero también relató otras “primeras veces” que vivió tras colgar la sotana.
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“Recuerdo la primera vez que fui a un bar y dije: ‘¿Cómo no había venido nunca antes a tomarme una cerveza?’”, contó, resaltando la sensación de libertad que experimentó en su nueva etapa de vida.
A través de estas vivencias, Alberto Linero se ha convertido en una voz que desafía el dogma sin renegar de la fe.
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