Desde su compromiso con e l príncipe Carlos cuando era una adolescente a su papel como madre afectuosa y activista humanitaria, la fascinación por Diana se mantiene viva 25 años después de su trágica muerte.
Joven, hermosa y divertida, parecía un soplo de aire fresco cuando se casó con el heredero al trono británico en 1981, a los 20 años, después de un romance presentado por el palacio y la prensa como un cuento de hadas.
Pero la amarga ruptura de su relación con Carlos, de la que trascendieron detalles íntimos, sacudió los cimientos de la monarquía.
La imagen de Diana que permanece en la memoria colectiva es la de la extraordinaria entrevista de 1995 en la que reveló sus sentimientos sobre el romance de su marido con Camila Parker Bowles y su propia aventura extramatrimonial.
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El modo en que sacó a la luz secretos de alcoba, despojando a la monarquía de su mística y arrojando dudas sobre la aptitud de reinar de Carlos, horrorizó a las clases dominantes y al poder.
Pero a ojos de mucha gente, se hizo más popular y querida.
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En los últimos años, la memoria que envuelve Diana volvió a cambiar, propiciada por la férrea defensa de sus hijos, que no dudaron en usar los supuestos malos tratos de la prensa en sus propias batallas contra los medios.
"Ahora es la figura santa y la han elevado como tal, porque han hablado repetidamente de cómo fue acosada hasta la muerte por los medios de comunicación", explica el historiador especializado en la monarquía Ed Owens.
El interés por la vida de Diana volvió a cobrar fuerza tras la reciente película "Spencer", del chileno Pablo Larraín, y la popular serie de Netflix "The Crown".
"Creo que 'The Crown' hará mucho cuando regrese a nuestras pantallas este otoño para embellecer esta idea de tragedia humana, de figura santa", agrega Owens.
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