En un incidente aéreo sin precedentes que sacudió a la comunidad internacional, una aeronave Boeing 787-9 Dreamliner, operada por LATAM Airlines en su ruta desde Sydney hacia Chile y con escala en Auckland, se vio envuelta en una situación crítica que resultó en múltiples lesiones entre los pasajeros y tripulación. El vuelo LA800, atravesando el mar de Tasmania, experimentó lo que la aerolínea describió como un "incidente técnico", provocando una pérdida abrupta de altitud y sembrando el pánico a bordo.
Las consecuencias de este repentino descenso fueron trágicas para aquellos pasajeros que, desafortunadamente, no habían asegurado su cinturón de seguridad. Testimonios recogidos por medios locales hablan de un cuadro dramático de la situación dentro de la cabina, donde individuos, desprotegidos ante la súbita caída, fueron proyectados contra el techo y mobiliario, sufriendo desde fracturas óseas hasta lesiones craneales. "La gente voló por la cabina", relató uno de los pasajeros, evidenciando la magnitud de la turbulencia.
Al aterrizar en Auckland, los equipos de emergencia locales, incluyendo más de una docena de ambulancias, se movilizaron rápidamente para brindar atención médica a los afectados. "Nuestros equipos evaluaron y trataron aproximadamente a 50 pacientes", confirmó un portavoz del prestador de emergencias de ese país, destacando la gravedad de un pasajero y el traslado hospitalario de otros 12.
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La respuesta de LATAM Airlines fue que la asistencia a los afectados fue inmediata, tanto en términos de evaluación como de tratamiento médico necesario, proporcionado en el propio aeropuerto. Adicionalmente, la compañía informó que extendió servicios de alimentación y alojamiento para aquellos pasajeros impactados por la suspensión temporal del vuelo, reafirmando su "compromiso con la seguridad como un valor intransable".
Uno de los pasajeros narró a un medio de comunicación que el avión “simplemente cayó” a unos dos tercios del trayecto. “No hubo ninguna turbulencia previa, me había quedado dormido y, por suerte, llevaba puesto el cinturón de seguridad, y de repente el avión se desplomó”, dijo. Además dijo que un pasajero a dos asientos de él no llevaba puesto el cinturón de seguridad, y salió volando y se golpeó contra el techo. “Pensé que todo era un sueño, abrí los ojos y estaba en el techo del avión de espaldas, mirándome. Era como en una película’”, relató.
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