Un temblor de magnitud 4,3 sacudió la tarde de este lunes, 19 de febrero, a Colombia, generando alarma entre la población y recordando la constante vulnerabilidad sísmica del país. El movimiento telúrico se hizo sentir con fuerza en diversas zonas del territorio nacional, provocando reacciones inmediatas tanto en las autoridades como en la ciudadanía.
El evento sísmico tuvo su epicentro cerca de los municipios de Los Santos, Jordán y Aratoca en el departamento de Santander, con una profundidad registrada de 150 kilómetros. A pesar de su intensidad moderada, su impacto se extendió a varias regiones del país, despertando la preocupación y el debate sobre las razones detrás de la frecuente actividad sísmica en Colombia.
La geografía colombiana se caracteriza por su ubicación en una zona de alta actividad sísmica, debido a la interacción de placas tectónicas en la región. La convergencia de la placa del Caribe con la placa Sudamericana, junto con la presencia de múltiples fallas geológicas en el territorio, contribuye a la generación de movimientos telúricos de diversa magnitud y frecuencia.
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Una de las principales razones detrás de la frecuente actividad sísmica en Colombia es su ubicación en el denominado " Anillo de Fuego del Pacífico", una región que concentra aproximadamente el 75% de los volcanes activos del mundo y el 90% de los terremotos del planeta. Esta zona se extiende a lo largo de las costas del océano Pacífico, abarcando países como Chile, Perú, Ecuador, México, Estados Unidos, Japón y Filipinas, entre otros.
Además, la topografía montañosa y volcánica del país contribuye a la inestabilidad geológica, ya que las diferentes elevaciones y la presencia de cadenas montañosas pueden generar tensiones en la corteza terrestre, desencadenando movimientos sísmicos. En particular, la cordillera de los Andes atraviesa el territorio colombiano de sur a norte, siendo una zona especialmente propensa a la actividad sísmica.
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