En Mosuo, un pueblo con 35.000 habitantes ubicado alrededor del lago Lugu, en un perdido rincón del suroeste de China, es un lugar donde las mujeres son las que mandan y los hombres solo sirven para fecundar, pues ellas mismas eligen quién será el padre de sus hijos. El sitio se caracteriza porque no hay casos de asesinato, violencia y menos hechos que lleven a miembros de la comunidad a la cárcel. El matrimonio es otra palabra que no existe, las mujeres de allí son poliándricas, es decir, que pueden tener más de un amante, debido a que no sienten interés por tener hijos, cuando lo deciden buscan al que desean o en algunos casos, ni dicen de quién es el menor. Pero no solo son las que tienen el poder en lo que al sexo se refiere, ya que son ellas las que se encargan de recoger las cosechas, dar de comer a sus familias y establecen las normas. Las mujeres viven junto a sus hijos y hermanos, mientras que los hombres se quedan en las casas de sus madres. Pero, ¿qué situación llevó a que esto pasara? Se cree que la razón es que, muchos de ellos, en la antigüedad, se hicieron monjes budistas con votos de castidad y otros prefirieron vivir como nómades, según al portal Muy Clarín.