
María Clara Rodríguez, una figura reconocidaen el mundo del modelaje y la influencia digital en Colombia, ha compartido su lucha personal contra la depresión y los trastornos alimenticios.
La presentadora, quien fue coronada Reina del Mar en 2009, ha revelado cómo su vida dio un giro radical al entrar en un centro de rehabilitación.
“Fue grandioso para mí enfrentarme a la vida real”, confesó para 'Se dice de mí de Caracol Tv , reflejando la valentía que requiere un viaje hacia la sanación.
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Desde pequeña, María Clara soñaba con ser una reina de belleza. Hija de un militar, se acostumbró a mudanzas constantes y a adaptarse a nuevas realidades.
Sin embargo, la llegada de su adolescencia trajo consigo la primera gran prueba: a los 16 años, su familia se mudó a Estados Unidos. Esta transición generó en ella una profunda depresión que derivó en problemas alimenticios, un desafío que la acompañaría a lo largo de su vida.
A pesar de la evidente pérdida de peso, su familia no se percató de la magnitud de su sufrimiento. Solo su pareja, quien hoy es su esposo, se preocupó y la animó a buscar ayuda.
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Con el tiempo, y tras adentrarse en el mundo del espectáculo, las viejas heridas resurgieron con más fuerza.
“Me veía en el televisor y pensaba: 'se me está viendo la pierna muy ancha, tengo que hacer ejercicio',” relató, evidenciando la presión que muchas mujeres sienten en la industria del entretenimiento.
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María Clara decidió ingresar a un centro de rehabilitación tras enfrentar una crisis económica y problemas en su matrimonio. "Estaba en una crisis familiar con mi esposo y no sabía qué hacer con mi vida", compartió.
En este espacio, no solo trabajó en sus adicciones, sino que también se reconectó con su esencia. La experiencia, lejos de ser una carga, se convirtió en un regalo de autoconocimiento.
“Conocí a personas que realmente sufren de adicciones fuertes. Cualquier persona que esté en un momento difícil y no trabaje su salud mental puede terminar en cualquier tipo de adicción”, reflexionó Rodríguez, subrayando la importancia de la salud mental en la vida moderna.
La experiencia de rehabilitación llevó a María Clara a cuestionar las decisiones que había tomado. “Había vivido al servicio de los demás, incluida mi decisión de casarme, porque era lo que se esperaba de mí”, confesó.
Su divorcio sorprendió a muchos, pero para ella fue una liberación, una oportunidad para redescubrir quién realmente es y qué quiere hacer con su vida.
“Tomar decisiones responsables puede traer críticas, pero si uno es consciente de lo que hace, puede manejar lo que venga”, afirmó con determinación. Este nuevo capítulo no solo le permitió sanar sus heridas, sino también prepararse para ser un modelo a seguir para sus hijos en el futuro.
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La historia de María Clara Rodríguez es un recordatorio de que la lucha contra la salud mental es universal y que es posible encontrar la luz al final del túnel.
“La adicción es una enfermedad, y conocerla me abrió los ojos”, concluyó. Su viaje inspira a otros a enfrentar sus propios desafíos.
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