En una entrevista concedida a la AFP en 2003, Hefner dijo que le gustaría "ser recordado como alguien que tuvo un impacto positivo en los cambios en los valores sexuales sociales de su época".
La revista Playboy anunció en octubre de 2015 que dejaría de publicar fotografías de mujeres completamente desnudas, indicando que este tipo de imágenes ya no tenían razón de ser en la era de internet, pues la pornografía estaba al alcance de la mano.
"El clima político y sexual de 1953, el año en que Hugh Hefner introdujo Playboy al mundo, ya no se parece al actual", dijo entonces el jefe ejecutivo de Playboy Enterprises, Scott Flanders.
"Ahora estás a solo un 'click' de todos los actos sexuales imaginables en forma gratuita. Por lo que es algo pasado de moda en este momento", expresó Flanders al diario The New York Times.
A mediados de 2016, la Mansión Playboy, escenario de legendarias fiestas organizadas por Hefner, fue vendida a un hombre de negocios estadounidense, hijo de un multimillonario que compró la marca de panecillos Twinkie.
Según los términos del acuerdo, Hefner podría seguir viviendo hasta el fin de sus días en esta célebre casa de estilo gótico, valorada en 200 millones de dólares.
Construida en 1927 y comprada por Hefner en un millón de dólares en 1971, la propiedad con piscina con cavernas y cascadas simboliza los excesos de Hollywood. Durante sus fiestas épicas, los invitados se mezclaban con las célebres "conejitas".
Elvis habría dormido con ocho 'conejitas' a la vez en la casa de 12 cuartos, mientras que John Lennon quemó un Matisse al dejar tirado negligentemente su cigarrillo.
El inmueble fue venido cuando la revista acababa de lanzar su nueva fórmula ligeramente más convencional, donde las modelos seguían estando desnudas, pero su sexo o sus pechos ya no eran visibles frontalmente.
Hefner contribuyó en 2010 a salvar el sitio de las famosas letras del cartel "Hollywood" situado sobre las colinas de Los Ángeles, con ayuda del entonces gobernador de California, el actor Arnold Schwarzenegger, y de celebridades como Steven Spielberg o Tom Hanks.
Esta atracción turística estuvo a punto de desaparecer cuando los propietarios de los terrenos situados al pie de la colina pensaron en venderlos.
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