Cuando una mujer dirige una empresa u organización la gente tiende a darle menos apoyo si incurre en una falla ética que si fuera hombre, pero si se trata de incompetencias, las compañías encabezadas por mujeres sufren menos consecuencias que las lideradas por hombres, según un estudio publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology.
"Nuestro estudio encontró que la confianza de los consumidores y su disposición a respaldar una organización después de alguna falla varía dependiendo del género de quien encabeza la organización y el tipo de incidente", dijo Nicole Votolato Montgomery, una psicóloga en la Universidad de Virginia y autora principal del informe.
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"Las mujeres sufren penalizaciones más grandes por las transgresiones éticas debido a los estereotipos de género persistentes que tienden a categorizar a las mujeres como dotadas de más rasgos comunitarios que los hombres, como la simpatía, la sensibilidad y la consideración hacia los demás", añadió.
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Aún si se trata de situaciones y posiciones de liderazgo "igual se espera que las mujeres sean más consideradas hacia la comunidad que sus contrapartes masculinas", dijo Montgomery.
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El estudio señaló que, "por el contrario, las fallas por incompetencia, en general, causan menos respuesta negativa para una organización dirigida por mujeres que para una encabezada por hombres".
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Montgomery y la coautora, Amanda Cowen, llevaron a cabo tres experimentos para examinar en qué forma el género influye en las percepciones acerca de las organizaciones dirigidas por mujeres o por hombres, después de una incompetencia, como un producto fallido o una falta ética, como el conocimiento de que el producto era inapropiado, pero se ha omitido informar al público.
En el primer experimento 512 participantes leyeron un artículo acerca de una empresa fabricante de vehículos y luego respondieron a una encuesta sobre su intención de comprar uno de esa firma. Un tercio de los participantes leyó acerca de una falla ética, un tercio acerca de una incompetencia, y el tercer grupo leyó sólo una descripción de la firma.
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En el segundo experimento 416 participantes leyeron el mismo artículo que el grupo anterior y completaron el mismo cuestionario, pero en esta ocasión respondieron con sus actitudes acerca de la marca, los anuncios publicitarios, si recomendarían la compañía a otros, y sobre la eficacia de la persona al frente de la empresa.
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Y para el experimento final Cowen y Montgomery analizaron si los juicios de los consumidores cambiarían si hubiese mujeres ejecutivas al frente de los negocios en industrias que se consideran, por estereotipo, más femeninas, como productos para niños, en contraste con una empresa automotriz.
"Aunque las mujeres siguen teniendo una representación proporcionalmente baja en los escalafones superiores de las organizaciones, hay algunas que ahora ocupan posiciones de liderazgo muy visibles", indicó el artículo.
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"Esto plantea nuevas cuestiones acerca de cómo el género pueda continuar moldeando las percepciones acerca de estas líderes de manera que tenga consecuencias no sólo para sus carreras, sino también para las organizaciones que dirigen", concluyó el estudio.
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