Relegada durante la presidencia de Barack Obama, la Luna está convirtiéndose de nuevo con el gobierno de Donald Trump en un destino de interés para misiones de exploración espacial más allá de la órbita terrestre, alentando la participación del sector privado.
Aunque el mandatario estadounidense ha abordado poco este tema en público, su entorno y extrabajadores de la NASA que ahora le asesoran han confirmado su interés por volver a la Luna a través de acuerdos con compañías privadas.
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"Ciertamente vuelve a haber un nuevo interés por la Luna en la administración Trump", señaló John Logsdon, exdirector del Space Policy Institute.
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Algunos colaboradores del presidente trabajaron en el programa Constellation del exmandatario George W. Bush, que preveía volver a la Luna como primera etapa antes de lanzar una misión a Marte.
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Pero Obama lo anuló al considerarlo demasiado caro y al apuntar que Estados Unidos debía centrarse en Marte, porque ya había estado en la Luna.
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