
A partir del sábado 22 de marzo de 2025, los precios de la gasolina y el diésel en Colombia experimentaron un nuevo incremento, según lo anunciado por la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg). Este ajuste implica un aumento de 74 pesos por galón en la gasolina y de 75 pesos en el diésel.
La Creg explicó que esta modificación se debe a la actualización del ingreso al productor o importador de la gasolina corriente y del ACPM-diésel, así como al costo de los biocombustibles utilizados en la mezcla con combustibles fósiles.
Estas tarifas son determinadas por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público y el Ministerio de Minas y Energía.
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Con este incremento, el precio promedio de la gasolina en las 13 principales ciudades del país se sitúa en $15.827 por galón, mientras que el del diésel alcanza los $10.536. A continuación, se detallan los nuevos precios por galón en algunas de las principales ciudades de Colombia:
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Precio de la gasolina y el diésel en distintas ciudades de Colombia
Ciudad | Gasolina ($) | Diésel ($) |
---|---|---|
Bogotá | 16.259 | 10.842 |
Medellín | 16.182 | 10.864 |
Cali | 16.268 | 10.983 |
Barranquilla | 15.904 | 10.527 |
Cartagena | 15.862 | 10.493 |
Pasto | 13.921 | 9.809 |
Cúcuta | 14.240 | 8.503 |
Montería | 16.111 | 10.743 |
Bucaramanga | 16.023 | 10.597 |
Villavicencio | 16.359 | 10.942 |
Pereira | 16.207 | 10.925 |
Manizales | 16.234 | 10.911 |
Ibagué | 16.177 | 10.833 |
Este aumento en los precios de los combustibles ha generado diversas reacciones en la opinión pública.
Algunos gremios del transporte han manifestado su preocupación por el impacto económico que esto podría representar en sus operaciones, mientras que desde el Gobierno se argumenta que la medida es necesaria para garantizar la sostenibilidad financiera del sector energético.
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El alza en los precios se da en un contexto de presión inflacionaria y de ajustes en la política energética nacional, en la que se busca reducir el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Fepc).
Según expertos del sector, estos incrementos pueden tener un impacto en el costo de vida de los ciudadanos, especialmente en sectores como el transporte y la distribución de bienes y servicios.
En el corto plazo, se traduce en un aumento de los costos operativos para el transporte de mercancías y pasajeros, lo que eventualmente se reflejará en el precio final de los productos y servicios.
Este fenómeno genera una presión inflacionaria que impacta directamente en el poder adquisitivo de los ciudadanos, especialmente en los sectores de menores ingresos.
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Desde una perspectiva social, el alza en los combustibles puede generar malestar entre la población, ya que los costos del transporte público suelen ajustarse en respuesta a estos incrementos.
Esto afecta a millones de personas que dependen de estos medios para su movilidad diaria, lo que puede desencadenar protestas y exigencias de medidas de mitigación por parte del Gobierno.
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Además, el aumento en los combustibles tiene un efecto indirecto en sectores como la agricultura y la industria, donde el transporte de insumos y productos es un componente clave de los costos de producción.
Si estos costos no son absorbidos por las empresas, es probable que se trasladen al consumidor final, encareciendo la canasta básica y afectando la estabilidad económica de los hogares.
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