Un caso desgarrador se registró en el condado de Henry, Iowa (Estados Unidos) en el que una pareja dejó morir a su bebé de cuatro meses por descuidar de él.
El 30 de agosto de 2017, Zachary Koehn, padre de la menor, llamó al número de emergencias solicitando ayuda médica para su pequeño que no reaccionaba. Pero cuando llegaron a revisar, lo encontraron muerto.
El análisis forense detalló que el cuerpo tenía signos de grave desnutrición, deshidratación, dermatitis, apenas pesaba 3.17 kilos y, para completar, tenía gusanos en su pañal, lo que demostraba que tenía varios días sin ser cambiado.
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Solo hasta pasado 30 de octubre inició el juicio en contra de Koehn.
Ante el jurado se presentaron fotos que muestran las condiciones en las que vivia el bebé. Mantas mojadas de orina y ropa untada con heces.
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La trabajadora social Sheila Schroeder expresó que el bebé nació con rastros de mentanfetamina en su cordón umbilical, lo que comprueba que el padre consumía dichas sustancias.
En el juicio también testificó el oficial Jhon Turbett, a quien el padre del niño había confesado nunca haber cambiado el pañal de su bebé porque “era responsabilidad de la madre” y que la de él era cuidar la otra hija que tienen.
La madre, Cheyanne Renae Harris, también fue imputada ya que, a pesar de haber estado en tratamiento de estrés pos traumático, confesó haber consumido drogas semanas antes del fallecimiento del bebé. Falta escuchar su versión completa en juicio.
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