
Lo que parecía ser un acto de valentía ciudadana ha dado un inesperado giro. Cristian Roberto Copajita Vargas, conocido como “el hombre del saco rojo”, se volvió viral al golpear con violencia al adolescente que atentó contra el senador Miguel Uribe.
Su intervención fue grabada en video por varios testigos, y aunque en un principio fue aplaudido, ahora su historia personal ha encendido las alarmas.
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Copajita ha salido a disculparse públicamente y aseguró que actuó por instinto. Sin embargo, su historial y publicaciones en redes sociales generan más preguntas que respuestas.
La Fiscalía, que ya investiga el atentado contra el senador, ahora tiene en la mira al agresor del atacante, quien podría estar vinculado con grupos extremistas o prácticas esotéricas.
Este nuevo componente ha recargado la polémica que rodea al caso, generando aún más expectativa sobre lo que realmente ocurrió ese día en el parque El Golfito.
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El agresor del atacante de Miguel Uribe: ¿un espontáneo o algo más?
Cristian Copajita no es un desconocido para las autoridades. En el pasado ha recibido sanciones por porte de armas y consumo de sustancias. En redes sociales ha compartido imágenes que lo muestran con uniforme militar en la base de Tolemaida, y también en su faceta más radical, con estética punk, rostro cubierto, y frases inquietantes como: “Sal maldito demonio, sal ahora mismo, quiero estallar, gritar, explotar”.
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Además, ha publicado símbolos relacionados con sectas, como pentagramas, ojos esotéricos y pisos cubiertos de tinta roja que simulan sangre. En una foto se le ve acompañado por perros con la frase: “soy su amo, los canserveros del infierno”.

Aunque algunos creen que actuó por impulso, su discurso ha sido inconsistente. A un medio dijo que escuchaba a Miguel Uribe en el momento del ataque; a otro, que no sabía quién era.
Todo esto ha hecho que surjan hipótesis sobre si fue parte de un plan para silenciar al atacante o si se trata de un personaje desequilibrado que apareció en el momento menos esperado.
El caso Miguel Uribe sigue sumando capítulos
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La Fiscalía continúa recopilando pruebas tanto del atentado como de los hechos posteriores. Cristian Copajita, quien ya habló con agentes del CTI, se presenta como un ciudadano común, pero las autoridades no descartan que haya más detrás de su actuación.
Mientras tanto, el senador Miguel Uribe sigue recuperándose del ataque, y el país observa cómo se teje un complejo rompecabezas que incluye sicarios adolescentes, reacciones violentas, y personajes con pasados oscuros que podrían cambiar la narrativa del caso.
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Lo cierto es que este episodio ha puesto en evidencia la tensión social, la fragilidad de la seguridad y los extremos a los que pueden llegar ciertos actores en medio de una crisis. El nombre de Miguel Uribe sigue en los titulares, no solo por el atentado, sino por todo lo que se ha desatado alrededor.
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