Traición, manipulación y promesas vacías: eso fue lo que hubo detrás del atentado que casi le cuesta la vida al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe.
El menor de edad que disparó el arma ese día no solo estaba armado con una Glock, sino también con falsas esperanzas. La cruda verdad: su misión estaba diseñada para ser una trampa mortal.
Según el testimonio de Katherine Andrea Martínez, alias 'Gabriela', uno de los cerebros del plan, todo había sido calculado por alias el Costeño, el cabecilla del grupo.
Desde los movimientos de los escoltas hasta la presencia de la Policía, todo estaba “cuadrado” para que el joven agresor no saliera vivo del ataque. Pero el destino quiso que fuera capturado y ahora su testimonio podría ser clave en esta espeluznante historia de traición.
El menor creyó que haría parte de una operación gloriosa, cuando en realidad fue una pieza desechable en un ajedrez criminal, según la declaración obtenida por la revista Semana.
Miguel Uribe fue el blanco, pero el atacante también fue víctima del engaño
"Le voy a dar todos los tiros en la cabeza”, repetía el joven atacante, visiblemente eufórico, mientras recibía instrucciones de alias el Costeño dentro de un vehículo en Modelia. Lo que no sabía era que el arma, programada para disparar en ráfaga, era parte de una trampa. No tenía escapatoria real. La intención de los líderes del plan era que cayera abatido por los escoltas de seguridad.
Alias el Costeño jamás le contó que era una misión suicida. Lo motivó con palabras como “con fe, manito”, mientras se despedía sabiendo que probablemente el menor no regresaría. Según el testimonio de alias Gabriela, incluso se le pidió que dejara el celular en el carro, para no delatar al grupo si era abatido durante la fuga.
Ese día, el muchacho se lanzó con la convicción de cumplir una promesa… sin saber que su propia vida era moneda de cambio.
Miguel Uribe y la cadena de traiciones que dejó el atentado
Katherine Andrea huyó tras el atentado, pero fue capturada días después en Florencia. Su testimonio revela que no solo el menor fue traicionado: el plan criminal incluía eliminar a todos los involucrados después de ejecutado el ataque. Alias el Costeño ya tenía en mente acabar con el conductor, al propio joven atacante y, eventualmente, a la misma 'Gabriela'.
Mientras Miguel Uribe luchaba por su vida, los autores intelectuales ya hablaban de “quitarse la cola” para no dejar rastros. Gabriela solo recibió una parte del pago por transportar el arma; el resto del dinero, prometido si el senador moría, jamás llegó. Irónicamente, su vida también estaba en juego y su captura la salvó de ser una víctima más del mismo plan que ayudó a construir.
Lo que parecía una conspiración para eliminar a un líder político, resultó también en una cadena de traiciones internas que dejó al descubierto el lado más oscuro de quienes operan en las sombras. Mientras el país espera justicia por el ataque contra Miguel Uribe, la verdad continúa saliendo a la luz, fragmento a fragmento.
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