
La fría frase que dijo el joven de 15 años antes de dispararle a Miguel Uribe en la cabeza
Frialdad fue lo que demostró el menor que atentó contra Miguel Uribe antes de disparar, según el testimonio clave de alias Andrea.

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Un testimonio revelado en exclusiva dejó al país sin aliento. El atentado que casi le cuesta la vida al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe estuvo fríamente planeado, y el detalle más impactante fue una frase que, con apenas 15 años, dijo el sicario antes de disparar.
Las palabras, pronunciadas con una inquietante calma y convicción, fueron reveladas por Katherine Andrea Martínez, alias Andrea, hoy capturada y testigo clave de lo que ocurrió antes, durante y después del ataque.
El episodio ocurrió en el barrio Modelia, al occidente de Bogotá, durante un evento político. La escena, que pudo terminar en tragedia, es ahora el foco de una investigación en curso que apunta a una organización criminal más amplia, con nexos en diferentes regiones del país y vínculos con grupos armados ilegales.
Alias Andrea, de apenas 19 años, relató cómo, sin titubeos, los cabecillas del atentado alistaron al menor para cometer el crimen, con instrucciones explícitas y una frialdad pasmosa.
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La Fiscalía ha documentado paso a paso el desarrollo de este caso, basado en el testimonio de alias Andrea. Según la joven, todo comenzó con la orden de transportar un arma de alto calibre: una pistola Glock modificada para disparar en ráfaga.
“Elder le dijo que todos los tiros debían ser a la cabeza”, narró. El menor, lejos de mostrar dudas, respondió “Le voy a pegar todos los tiros en la cabeza” y agregó “me voy a descargar el proveedor y me voy”, habría dicho, como si se tratara de una misión cualquiera, según un informe de Semana.
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En el interior del vehículo en el que se movilizaban, un Spark gris oscuro, se organizó el ataque con detalles quirúrgicos. Le dieron instrucciones al menor sobre cómo vestirse, cómo moverse, e incluso cómo debía comportarse para no despertar sospechas. El objetivo era claro: atacar a Miguel Uribe en plena vía pública, en medio de la multitud.
La ejecución del plan no solo fue milimétrica, también estaba rodeada de traición. Alias el Costeño, presunto autor intelectual del atentado, tenía contemplado deshacerse de todos los involucrados después del crimen, incluyendo al menor.
Andrea fue advertida de que ella misma sería un blanco posterior. El ataque no solo fue un intento de asesinato, sino una maquinaria de manipulación, violencia y traición.
Luego del atentado, que dejó gravemente herido a Miguel Uribe con impactos en la cabeza y en una pierna, los responsables se dispersaron. Alias Andrea y el Costeño se mezclaron entre la multitud, presenciando los gritos y el caos tras los disparos. El sicario adolescente fue capturado minutos después. La mujer huyó a Florencia, Caquetá, donde pretendía esconderse con apoyo de un grupo armado, según ella misma confesó.
Su captura fue clave. En su testimonio ante la Fiscalía, alias Andrea describió con detalle cómo el grupo criminal planeaba los pagos: diez millones si el senador moría, seiscientos mil si sobrevivía. También confesó que, en otra ocasión, le pidieron transportar una bomba destinada a un firmante del acuerdo de paz.
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Ahora, mientras Miguel Uribe se recupera en una clínica de Bogotá y el país sigue con atención cada nueva revelación del caso, queda en evidencia la crudeza con la que operan estos grupos delincuenciales. La investigación sigue, con nuevas capturas en la mira y una sociedad que exige justicia frente a uno de los hechos más estremecedores del año.
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