Una nueva línea de combate contra el COVID-19 aparece en el horizonte: las vacunas por vía intranasal, un método prometedor, aunque por confirmar entre los humanos. Los ensayos clínicos en animales en Francia están dando resultados , al punto que dos organismos públicos, el Inrae y la universidad de Tours, han presentado una demanda de patente para un modelo.
Según Isabelle Dimier-Poisson, responsable del equipo de investigación BioMAP de la universidad, los ensayos en ratones arrojaron un "100% de supervivencia" en los ejemplares vacunados de esta forma y luego infectados con COVID-19. En cambio, todos los ratones no vacunados fallecieron.
En un artículo que fue publicado en julio en la revista Science, los investigadores Frances Lund y Troy Randall recuerdan que en comparación con las vacunas intramusculares, las intranasales muestran dos capas de protección suplementarias.
La primera son los IgA, un tipo de anticuerpos que ejerce un papel crucial en la función inmunitaria de las mucosas. La segunda son las células B y T de memoria, que residen en las mucosas respiratorias y forman una barrera particular ante la infección.
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"Cuando el virus infecta a una persona, generalmente entra por la nariz, así que la idea es cerrarle esa puerta de entrada" , explica Nathalie Mielcarek, directora de investigación del Inserm, líder de un equipo del Instituto Pasteur de Lille, que está trabajando sobre un proyecto de vacuna nasal contra la tosferina.
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Las vacunas actualmente en el mercado protegen contra los casos graves de covid-19, pero son menos eficientes contra la transmisión. Al recibir el medicamento directamente en las mucosas nasales, los pacientes tienen menos carga viral en los pulmones "es decir, son casos menos graves y en consecuencia hay menos riesgo de transmisión" , explica Nathalie Mielcarek.
Otra ventaja de este método intranasal es que supone una barrera a la propagación del virus en el cerebro. Y además parece ser eficaz contra todas las variantes del Sars-CoV-2, según Laleh Majlessi.
La vacuna intranasal podría ser una manera eficaz de aplicar una dosis de refuerzo, en los países donde la población ya ha recibido dos dosis previas.