El exintegrante de la agrupación mexicana 'Los Bukis' , Marco Antonio Solís , es quizá uno de los cantantes más importantes de la balada romántica en América Latina. Su gran habilidad para cantar lo han hecho acreedor de un sin número de reconocimientos a lo largo de su trayectoria, a tal punto que el artista tiene su propia exhibición en el Museo del Grammy en Los Ángeles, California, Estados Unidos.
Sin embargo, algo que muy pocos imaginan, es que en su lista de deseos cuando era niño nunca estuvo ser cantante, como dirían por ahí, la idea no se le pasaba ni por las curvas; aunque escribir canciones, si le gustaba y cantar se le daba muy bien . Sin embargo, cuando a él le preguntaban a que quería dedicarse por el resto de su vida, su respuesta le causaba mucha gracia a todos, pues lo cierto es que 'el buki' quería amenizar eventos y fiestas infantiles como payaso.
No obstante, esta profesión no era la única que le interesaba pues por mucho tiempo el hombre estuvo muy convencido que quería ser un guía espiritual, por ende se dedicaría al sacerdocio.
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"Al principio yo me inclinaba por el sacerdocio, imagínate o ser payaso. No sé por qué me llamaba la atención, pero la del sacerdocio la tenía más fija y con más convicción. Después llegó la música inesperadamente y me trasformó, siempre me gustó cantar, a mis amiguitos y a los maestros les empezó a llamar la atención cómo lo hacía. La composición empieza a los 12 o 13 años y fue algo que se me dio natural”, dijo el cantante durante una entrevista que le concedió a la agencia de medios EFE.
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