
Melina Ramírez, reconocida por su papel como presentadora en Yo me llamo y por su trayectoria como modelo, abrió su corazón en una reciente entrevista con Tatiana Franco para el pódcast Vos Podés.
Puedes leer: Melina Ramírez sorprende al revelar el momento más vergonzoso de su carrera en TV
En la conversación, Melina habló con crudeza y honestidad sobre los obstáculos personales y emocionales que ha enfrentado desde su adolescencia, especialmente en un entorno como el del espectáculo, donde la apariencia física lo es todo.
La caleña recordó con dolor cómo, desde los 16 años, cuando comenzó a participar en concursos de belleza, fue expuesta a rigurosas exigencias estéticas.
Te puede interesar
“Me medían con metro la cadera y me decían, ‘¿esta o esa?’”, comentó. Esa presión constante, confesó, la llevó a desarrollar una relación conflictiva con su propia imagen: “Me costaba mucho mirarme al espejo y decirme cosas bonitas. Y me obligaba a decírmelo”.
La realidad de Melina Ramírez con su madre
Pero uno de los momentos más conmovedores de la entrevista fue cuando Melina habló de la influencia que tuvo su madre durante esa etapa. Aunque admite que probablemente su intención fue protegerla de la dureza del medio, recuerda con claridad las palabras que marcaron su infancia:
Publicidad
“Chiquita, tú no eres tan bonita. Tú no eres tan especial. Tú no eres tan importante”. Para Melina, escuchar eso de su propia madre fue profundamente doloroso, pero también reconoce que, de alguna forma, eso la preparó para la realidad del mundo que quería conquistar.
La conversación también abordó su experiencia con la maternidad, un capítulo que, según confesó, transformó su vida de manera radical.
Publicidad
Convertirse en madre soltera no fue parte de sus planes y, al enfrentarlo, sintió que su vida se desmoronaba. “Decía: no puedo con tanto… se me derrumba mi ideal de no voy a ser como mis papás. Se me derrumba mi propio hogar”, reveló.
Te puede interesar
En medio de todo ese caos emocional, Melina enfrentó además un grave problema de salud que requirió una cirugía de alto riesgo. “Era tan delicada que me tocaba la aorta, podía perder el brazo, no sentía dos dedos… todo estaba comprimido”, explicó.
A pesar del peligro, salió adelante con una mezcla de fuerza interna, meditación y, como ella misma lo describe, mucho yoga.
Hoy, aunque reconoce que su camino ha sido difícil, Melina dice sentirse agradecida. Salvador, su hijo, ha sido su mayor maestro.
“Vino a enseñarme que no puedo tener el control”, dijo entre risas, revelando incluso con humor las pequeñas batallas cotidianas: “Mi familia es fanática del Medellín y me sale hincha del Nacional… yo digo, Dios, ¿qué hice mal?”
Puedes leer: Melina Ramírez anuncia fin de uno de sus grandes amores: "Rodéense de personas buenas"
Publicidad
La entrevista con Vos Podés fue un espacio donde Melina no solo habló de sus batallas internas, sino también de su proceso de sanación. Reconoció que muchas veces el dolor reprimido puede transformarse en enfermedad, por eso ahora se esfuerza por enfrentar su pasado con valentía.
Sin pretender ser un modelo perfecto, Ramírez dejó claro que detrás de su imagen pública hay una mujer que ha luchado con inseguridades, que ha llorado en silencio y que hoy elige hablar para liberar y sanar.
Publicidad
“Hay cosas que son muy dolorosas de hablar. Entonces tratas de olvidarlas o dejarlas ahí, escondidas. Pero todo eso reprimido… muchas veces se convierte en enfermedad”, concluyó.Una confesión valiente que, sin duda, resonará en muchas mujeres que también han tenido que reconstruirse desde el dolor.
Mira también: ¿Suplantaron a Melina?