Yeferson Cossio, el popular influencer antioqueño, volvió a ser centro de conversación en redes sociales tras realizar una transmisión en vivo bastante inusual desde su cuenta en Kick.
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En esta ocasión, el creador de contenido optó por una experiencia fuera de lo común y con tintes escalofriantes: decidió hacer un stream nocturno desde un cementerio, acompañado por un grupo de amigos y su equipo técnico. La intención era clara: sumergirse en una atmósfera lúgubre para relatar historias paranormales, mientras esperaban, con cierta expectativa, alguna manifestación proveniente del más allá.
Uno de los elementos que más revuelo generó fue la inclusión de una tabla ouija, objeto que llevó consigo con la intención explícita de utilizarla dentro del camposanto, lo cual encendió las alarmas entre muchos internautas. Para varios espectadores
Esta acción rayaba en lo imprudente, pues consideraban que interactuar con fuerzas desconocidas puede desencadenar eventos de consecuencias imprevisibles, como la apertura de portales espirituales o la atracción de presencias malévolas.
Además, durante la transmisión, se observó que Cossio y su equipo recorrieron varias tumbas, lo que fue interpretado por algunos usuarios como una falta de respeto hacia el descanso de los difuntos y sus familias. Este comportamiento generó fuertes críticas y abrió un debate sobre los límites éticos del contenido digital.
Finalmente, el experimento tuvo un desenlace abrupto. Un párroco local, al notar movimientos sospechosos en el cementerio, se presentó acompañado de la Policía. Esto obligó a interrumpir la grabación, frustrando los planes del influencer y generando aún más controversia en torno a su acto.
A raíz de este incidente, muchos comenzaron a cuestionar hasta qué punto vale la pena traspasar barreras morales y culturales en busca de vistas y viralidad. En una época donde el contenido en línea compite por la atención de una audiencia cada vez más exigente, se hace evidente que algunos creadores están dispuestos a cruzar líneas sensibles con tal de destacarse.
Más allá del morbo y el entretenimiento, este episodio invita a reflexionar sobre la responsabilidad que conlleva tener una audiencia masiva. El acceso a plataformas de difusión global no solo otorga poder, sino también exige criterio y respeto por contextos culturales, religiosos y espirituales.
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En definitiva, lo ocurrido con Yeferson Cossio no solo pone sobre la mesa el debate sobre lo paranormal, sino también sobre los límites éticos del contenido digital contemporáneo. ¿Hasta dónde es válido llegar por un clip viral? ¿Dónde se traza la línea entre lo creativo y lo irrespetuoso? Preguntas como estas quedan abiertas y resonando como ecos en un cementerio digital donde, al parecer, no todo descansa en paz.
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