
Catherine Brett, creadora de contenido venezolana, vivió en carne propia cómo un trámite migratorio puede volverse una experiencia surrealista.
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En su reciente visita al consulado de Estados Unidos para gestionar su visa de turista, un error técnico expuso una conversación privada entre los funcionarios que evaluaban su caso. El episodio, que compartió en TikTok, no tardó en viralizarse.
“Ya tenía el papel amarillo en mi pasaporte. Sentí que ya podía oler el exterior”, comentó entre risas en su video publicado en la cuenta @brettcatherine. Ese papel suele significar la aprobación del visado. Pero la aparente tranquilidad de Catherine se vio interrumpida cuando la funcionaria detuvo el proceso.
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El motivo fue la prórroga en su pasaporte venezolano. Como muchos otros ciudadanos, Catherine depende de este mecanismo implementado por el gobierno venezolano para extender la validez de los pasaportes vencidos.
“Técnicamente, mi pasaporte venció, pero luego pasas una página y hay una nota que dice: ‘prórroga’”, explicó.
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La funcionaria se mostró confundida ante el documento y se retiró del mostrador para consultar a un colega. Fue en ese momento cuando se produjo el hecho inesperado: olvidó apagar el micrófono.
Con el canal de audio aún abierto, Catherine escuchó lo que comentaban sobre ella. La frase que más la impactó: “Revisa su Instagram, porque no es la primera vez que alguien viene bien vestida y uno no sabe”.
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La escena dejó claro que su perfil personal en redes sociales sería un elemento más de evaluación. Mientras los funcionarios revisaban su cuenta en una computadora cercana, Catherine no pudo evitar preguntarse: “¿Qué tengo yo en mi Instagram, qué impresión puede dar?”. Optó por quedarse en silencio, fingiendo no haber oído nada.
“No sabía si eso iba a jugarme a favor o en contra”, confesó después en su video. Catherine admitió que lo más desconcertante no fue el procedimiento burocrático en sí, sino saber que su presencia física y actividad en redes sociales eran parte del juicio.
Tras un momento de tensión, la cónsul volvió al mostrador. Luego de revisar nuevamente su pasaporte, le comunicó la noticia esperada: “Felicidades, estás aprobada”. Catherine salió del edificio con su visa aprobada y un relato que no tardaría en captar la atención de miles en redes sociales.
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El caso de Catherine ocurre en un contexto de endurecimiento de políticas migratorias hacia ciudadanos venezolanos.
El pasado 4 de junio, el expresidente Donald Trump anunció nuevas restricciones que afectan a quienes soliciten visas de larga estancia o múltiples entradas, incluyendo categorías como las B-1 (negocios), B-2 (turismo o tratamiento médico), F (estudios académicos), M (estudios vocacionales) y J (intercambio).
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Estas medidas han sido justificadas por presuntos abusos en el sistema de visados. Aunque no aplican directamente al visado de Catherine, su experiencia pone de relieve lo minucioso —y a veces subjetivo— que puede llegar a ser el proceso.
Aunque Catherine finalmente obtuvo su visa, la experiencia dejó una marca. “Me estaban juzgando por mi vestimenta”, dijo en uno de sus videos, reflexionando sobre el nivel de escrutinio que pueden enfrentar los solicitantes.
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