El simbólico Reloj del Juicio Final, diseñado por científicos para representar la amenaza global que enfrenta la humanidad, mantiene su inquietante posición a 90 segundos de la medianoche, por segundo año consecutivo; es decir, el fin del mundo estaría muy cerca.
El Boletín de los Científicos Atómicos, encargado de gestionar esta emblemática herramienta desde 1947, viene manteniendo esta posición crítica debido a los eventos que marcaron el 2023 y las persistentes amenazas que se ciernen sobre el planeta.
Pues en 2023 el Reloj se movió por primera vez a 90 segundos de la medianoche, marcando la hora más cercana al apocalipsis en la historia del reloj. En 2024 los científicos optaron por no modificar la posición del minutero, señalando que "las tendencias siniestras continúan apuntando al mundo hacia una catástrofe global", según un comunicado emitido por el Boletín.
La principal preocupación que impulsa esta cuenta regresiva es la amenaza inminente del uso de armas nucleares en el conflicto de Ucrania, agravada por los esfuerzos de China, Rusia y Estados Unidos para modernizar sus arsenales nucleares. El Boletín advierte que estas tendencias aumentan el riesgo de una guerra nuclear originada por un error de cálculo.
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Además la crisis climática ha exacerbado la situación. El año pasado fue catalogado como "el año más cálido jamás registrado", con desastres naturales como inundaciones e incendios forestales. Desde 2007, el Reloj del Juicio Final incluye en sus evaluaciones la amenaza del calentamiento global y sus consecuencias.
El avance acelerado de la inteligencia artificial también ha centrado la atención de los científicos. La expansión de esta tecnología, con su potencial militar y de desinformación, ha sido destacada como una preocupación adicional. Aunque algunos países están reconociendo la necesidad de regular la inteligencia artificial, el Boletín señala que es crucial tomar medidas para mitigar su potencial dañino.
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La situación actual, marcada por la proximidad del Reloj del Juicio Final a la medianoche, es comparada con el año 1953, durante una de las etapas más tensas de la Guerra Fría. En ese momento, tanto la Unión Soviética como Estados Unidos llevaron a cabo sus primeras pruebas con armas termonucleares.
Fundado en 1945, el Boletín de los Científicos Atómicos tiene como objetivo alertar al mundo sobre los peligros de una catástrofe nuclear. La organización ha contado con figuras destacadas como Albert Einstein y Robert Oppenheimer entre sus miembros a lo largo de los años.
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