La ropa interior amarilla se vende como pan caliente en estos días. En Colombia, por ejemplo, se usa para recibir el Año Nuevo e invocar prosperidad, amor y abundancia; así mismo, guardar lentejas en los bolsillos o comer 12 uvas a la medianoche.
Estas tradiciones indican que la ropa interior amarilla que se usa durante la noche de Año Nuevo debe ser regalada. Algunos plantean que también hay que ponérsela al revés para asegurar un año con mayor pasión.
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"Más que con los calzones amarillos, la tradición tiene que ver con el color", explica a la AFP el escritor Héctor Velis-Meza, autor del libro "La historia secreta de la Navidad y el Año Nuevo", en el que plantea que, aunque el amarillo normalmente se ha asociado a la mala suerte, en este caso hace referencia al sol, que representa la eternidad.
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Igualmente, en los demás países de América Latina hay unas muy arraigadas y se repiten año a año como rituales sagrados, condimentando una de las celebraciones más esperadas. Estas son algunas de las más comunes:
- Es imprescindible, para la buena fortuna, estrenar todo lo que se lleve puesto.
Foto: AFP
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- Si lo que se busca es amor, la ropa interior tiene que ser roja.
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- Se comen 12 uvas, una por cada mes del año que viene acompañando las 12 campanadas y pidiendo un deseo con cada una.
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-Quienes aspiren a viajar deben dar justo a la medianoche un pequeño paseo portando una maleta.
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- Dar el primer abrazo de saludo del Año Nuevo a alguien del sexo opuesto, lo que aseguraría el amor durante los próximos 12 meses.
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- Lanzar a la calle un balde de agua para limpiar el camino del año que comienza y que desde las ventanas vuelen miles de trocitos de calendarios del año viejo.
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Foto: AFP
Muchas han sido traspasadas de generación en generación tras ser heredadas de culturas originarias y por parte también de los colonos europeos en una singular mezcla. "Muchas de estas cábalas no tienen mucha relación con nosotros, porque se trajeron de Europa por los conquistadores", explica Velis-Meza.
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- Lanzar a la calle un balde de agua para limpiar el camino del año que comienza y que desde las ventanas vuelen miles de trocitos de calendarios del año viejo.
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