El colombiano Nairo Quintana (Movistar) se convirtió en el primer conquistador de la cima del Portet tras un ataque a pie de puerto que le permitió apuntarse la decimoséptima etapa del Tour de Francia, la más corta de la presente edición, de 65 kilómetros, en la que el británico Geraint Thomas reforzó el liderato con el tercer puesto.
Quintana, quien anunció que iba a ser un león en la temida y explosiva etapa alpina, pegó el zarpazo con una soberbia escapada que nadie pudo contestar, que le permitió estrenar la nueva cima en solitario, con un tiempo de 2h.21.28, a una media de 27.6 kms/hora y pasar al quinto puesta de la general.
Primera etapa para el Movistar y la segunda para el colombiano tras la lograda en Semnoz en 2013, año de su primer segundo puesto en la "grande boucle". Su ataque ganador le permitió aventajar en meta al irlandés Dan Martin y en 47 segundos al líder, que atacó al final para arañar 4 segundos de bonificación.
Ya no hay duda alguna ni debate. Thomas es el líder del Sky y del Tour. Batió a Roglic y Dumoulin, que se dejaron 9 segundos respecto al galés, y a Froome y Landa, que se dejaron 52. A falta de la etapa pirenaica del viernes con el Tourmalet y la crono del sábado, el ciclista de Cardiff dio otro aviso. Aventaja en 1.59 a Dumoulin y en 2.31 a Froome. Roglic aguanta cuarto a 2.47 y Quintana quinto a 3.30. Mikel Landa es séptimo a 4.34.
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Era la etapa más corta y temida por el pelotón, la de las innovaciones que tanto gustan a la organización. Solo 65 kilómetros entre Bagnéres de Luchon y la cima del Portet, pero de enorme dureza, con el primer puerto en los primeros metros.
Quintana hizo su etapa. Agarró al polaco Majka, luego alcanzó al combativo Kangert y se largó a la cima. Solo tuvo que controlar a Martin, que le llevaba a 30 segundos. "Era una etapa para escaladores puros", destacó, y el colombiano, que dijo que se iba a convertir en un león, enseñó las zarpas en la inédita cima.
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Entre los favoritos arrancaron Roglic y Dumoulin, pero Bernal se encargó de que sus líderes no pasaran apuros. Los pasó Froome, escaso de forma después del Giro, y también Landa, que se soltó al final.
Y se lució Thomas, despejando dudas. Aguantó las sacudidas de los rivales y aún atacó a 500 metros de meta para rebañar 4 segundos de bonificación. Si supera el examen del viernes, el día del Tourmalet, solo le quedará poner en hora su primer título en el Tour en la crono del sábado. Hay líder.
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