Darwin Felipe Beltrán, de 31 años, ha sido identificado como el padre de Susan y Santi, los dos niños cuya vida fue truncada en un acto de violencia que ha dejado a la comunidad de Engativá en estado de shock.
Este caso no solo revela la brutalidad, sino también un trasfondo de comportamientos problemáticos y antecedentes judiciales que han alarmado a quienes lo conocían.
Beltrán no es un desconocido para la ley. En 2019, fue acusado de violencia intrafamiliar tras agredir a la madre de sus hijos, infligiéndole heridas en el rostro, informó Noticias Caracol.
Desde entonces, su historial delictivo ha continuado creciendo, incluyendo cargos de hurto y, desde 2021, un proceso por receptación y encubrimiento.
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Esta serie de eventos pinta un cuadro de un hombre con problemas de control y un patrón de conducta violenta que ha preocupado a su entorno.
Los familiares de Beltrán han compartido con las autoridades que su comportamiento cotidiano era marcado por la agresividad y la violencia. Según testimonios, mantenía conflictos frecuentes con miembros de su propia familia y con personas del vecindario.
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Esta realidad ha sido corroborada por vecinos que, en conversación con EL TIEMPO, describen a Beltrán como alguien cuya vida personal estaba plagada de tensiones y enfrentamientos.
El contexto laboral de Beltrán también es revelador. Trabajaba en una empresa de eventos, mientras que su pareja se desempeñaba en un restaurante.
Sin embargo, su vida profesional no parece haber sido un refugio, ya que se menciona que padecía de trastornos mentales. Informes preliminares indican que el hombre había incumplido una cita programada con su médico psiquiatra justo antes de los trágicos eventos.
De acuerdo con las autoridades, Beltrán confesó que el ataque contra sus hijos ocurrió tras la ruptura de su relación con la madre de los pequeños, quien había decidido terminar la relación solo una semana antes de la tragedia.
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Noticias: Comunidad intentó linchar a hombre acusado de asesinar a sus hijos