
Miguel Uribe Turbay recibió la visita del sacerdote maronita Bertrand Akl en plena hospitalización en la Fundación Santa Fe de Bogotá. El religioso, cercano a la familia por su devoción a San Chárbel, ingresó a la habitación del político acompañado por su hermana y su tía.
Llevaba consigo una reliquia “ex ossibus”, un pequeño fragmento óseo del santo libanés, reconocida entre los fieles como símbolo de protección en momentos de salud difíciles.
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Ya dentro de la sala, el sacerdote tomó la reliquia y la acercó al cuerpo de Miguel Uribe. Después sacó el aceite de San Chárbel y comenzó la unción mientras recitaba oraciones.
La escena fue acompañada por los rezos de la hermana del senador, quien, arrodillada, pedía por la recuperación del hombre que permanecía bajo estricta vigilancia médica.
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Esta ceremonia fue uno de los momentos más intensos dentro del cuarto del hospital, justo cuando el entorno familiar y espiritual buscaba aferrarse a cualquier signo de mejoría.
Desde el exterior, las oraciones tampoco se detuvieron. A las afueras de la clínica, decenas de personas se reunieron para rezar y enviar mensajes de apoyo. El nombre de San Chárbel se escuchaba con fuerza entre los cánticos, mientras dentro del hospital todo se centraba en estabilizar al senador.

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El neurocirujano que lo operó se pronunció: “La medicina es, ante todo, un acto de amor”
En medio del silencio institucional, el doctor Fernando Hakim Daccach, jefe del departamento de Neurocirugía de la Fundación Santa Fe, rompió el silencio con un mensaje que se volvió viral. No mencionó a Uribe directamente, pero el contexto dejó claro que se refería a su más reciente intervención.
“El neurocirujano que operó a Miguel Uribe Turbay se pronunció nuevamente en las redes: ‘La medicina es, ante todo, un acto de amor’”, comienza el mensaje publicado por Hakim.
Luego agregó: “Mi papá siempre fue una persona creyente. Creía en Dios, con una convicción, que la ciencia era un aliado de la fe. Aprendí de él que la medicina es, ante todo, un acto de amor. Me enseñó que ser médico no era solo saber, sino también tener espiritualidad”.
El mensaje cerró con una frase que dejó huella: “Hoy, cada vez que entro a un hospital y hablo con un paciente, lo siento conmigo, en lo que hago, en lo que creo, y en esa calma que llega cuando uno sabe que no está solo”.
Aunque no hubo parte médico oficial extendido al público, la combinación del acto religioso con la postura del médico dejó ver la dimensión emocional que rodea el caso.
Uribe sigue en recuperación y su entorno más cercano ha mantenido una actitud reservada, pero atenta a cada avance.
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