Suero, encendedores y dulces caídos del cielo, y también volantes que imploran "No se muevan más" son algunas de las formas con las que los equipos de rescate tratan de ubicar a los cuatro hermanos indígenas que llevan 20 días perdidos en la selva desde que el avión en el que viajaban se accidentó.
"Los estamos buscando. No se muevan más, quédense cerca de un caño o quebrada. Hagan ruido. Hagan humo. Los vamos a salvar. Estamos cerca. Su abuela Fátima y la familia los están buscando", reza un volante, de un "llamativo" rosa fucsia, en español y en la lengua indígena de los menores, el uitoto, que los equipos de rescate han arrojado por toda la zona de búsqueda.
"Nosotros vamos a abandonar (la búsqueda) cuando los encontremos", aseguró a los medios en San José del Guaviare, donde se dirigen las operaciones de rescate, el comandante de las operaciones especiales de las Fuerzas Militares, el general Pedro Sánchez.
Sin embargo, el tiempo pasa y las fuerzas militares admiten que no han "encontrado nuevas pistas" desde la última huella en la cuenca de un río que desvelaron ayer.
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El paradero de Lesly Mukutuy, de 11 años; Soleiny Mukutuy, de 9 años; Tien Noriel Ronoque Mukutuy, de 4 años, y el bebé de 11 meses Cristin Neruman Ranoque, que viajaban en el avión que se accidentó el pasado 1 de mayo junto a su madre y otros dos adultos cuyos cuerpos ya han sido rescatados de la aeronave, es aún desconocido.
Por eso, este sábado han lanzado junto al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), un centenar de kits de supervivencia , que incluyen desde agua y suero oral a encendedores, bocadillos (dulce de guayaba) y galletas, para alimentar e hidratar a los cuatro menores.
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La Operación Esperanza, como se llama a la que es quizás una de las mayores tareas de rescate en Colombia, lleva días innovando en las maneras de acelerar la búsqueda de los menores, que acompañaban a su madre en su primer viaje fuera de la comunidad, para visitar a su padre.
Las fuerzas militares lo intentaron con mensajes en megafonía de la voz de la abuela, Fátima Valencia, en uitoto donde les pedía a sus nietos que no se movieran para que fuera más fácil ubicarlos o con técnicas satelitales.