
La sonda estadounidense Osiris-Rex contactó este martes brevemente el asteroide Bennu y recogió muestras para devolver a la Tierra en 2023.
Es la primera vez que la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, en inglés) logra que una de sus sondas toque tierra en un asteroide.
Bennu se encuentra a más de 320 millones de kilómetros de la Tierra y la sonda llegó al asteroide tras un trayecto de más de cuatro años, ya que fue lanzada en septiembre de 2016 de Cabo Cañaveral. La Osiris-Rex llegó a Bennu el 3 de diciembre de 2018 y empezó a orbitar el asteroide el 31 de ese mismo mes.
Tras su aterrizaje, la Osiris-Rex arrojó nitrógeno comprimido sobre la superficie de Bennu para levantar polvo y grava que la sonda debería haber recogido.
La NASA no sabrá hasta los próximos días si la recogida ha sido exitosa y la muestra es suficiente (60 gramos) para devolver la sonda a la Tierra o, en caso contrario, hacer un segundo intento en enero próximo.
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"Esta ha sido una hazaña increíble", afirmó en un comunicado de la NASA su administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas, Thomas Zurbuchen.
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"Un pedazo -añadió- de roca primordial que ha sido testigo de toda la historia de nuestro sistema solar puede estar ahora listo para volver a casa para generaciones de descubrimientos científicos, y estamos ansiosos por ver qué viene después".
La NASA destacó en su comunicado que el asteroide Bennu "ofrece a los científicos una ventana al sistema solar primitivo, ya que empezó a tomar forma por primera vez hace miles de millones de años y arroja ingredientes que podrían haber ayudado a sembrar la vida en la Tierra".
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Si la misión es exitosa, en marzo de 2021 -la próxima vez que Bennu se alinee con la Tierra de forma adecuada- la Osiris-Rex emprenderá su vuelta. Su aterrizaje en paracaídas está previsto para el 24 de septiembre de 2024 en el desierto de Utah.