Durante casi dos décadas, "El show de Ellen DeGeneres" y su conocida anfitriona han deleitado a la audiencia de Estados Unidos y han combatido estereotipos con una dosis de humor y otra de celebridades.
Pero después de más de 3.000 programas, el espacio de entrevistas que compitió con el de Oprah Winfrey llega a su final este jueves, opacado por acusaciones de albergar conductas laborales tóxicas y de contradecir su mantra de "ser amable".
"Cuando comenzamos este programa, en 2003, no existían los iPhones ni lasredes sociales . El matrimonio entre parejas del mismo sexo no era legal", dijo después de grabar el último episodio del show el mes pasado DeGeneres.
"Vimos el mundo cambiar, a veces para mejor, a veces para peor".
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No hay duda de como la escena cultural ha cambiado desde que la comediante se declaró lesbiana en 1997 en una entrevista a la revista Time, y al mismo tiempo que lo hizo su personaje en la serie de televisión "Ellen".
DeGeneres fue reverenciada como un ícono del movimiento LGBT+, pero cancelaron su serie un año después en medio de ataques. Cinco años después ella se reinventó como anfitriona de un programa de entrevistas.
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"Fue una sensación, un hito", opina Mary Murphy, profesora asociada de periodismo de la Universidad del Sur de California.
"Ella marcó el camino. Probablemente fue, y quizás aún es, la persona LGBT+ más famosa de Estados Uindos".
La lista de invitados de DeGeneres que incluía celebridades de primera línea fue clave para el éxito del programa, especialmente en las regiones más conservadores de Estados Unidos. Durante 19 temporadas, las estrellas de Hollywood y de la escena pop han disputado lugares en el sofá de DeGeneres, a donde se les invita para promocionar sus proyectos y para ser objeto, a veces, de ligeras bromas.
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