Tras escanear un código QR, la puerta de una cabina unipersonal se abre y un tocador con productos de belleza de lujo se extiende sobre la mesa, disponible para que quien lo desee pueda retocarse el maquillaje ante una "urgencia" de belleza en pleno centro comercial de Pekín.
Esta es la nueva y polémica apuesta con la que una empresa china pretende revolucionar el mercado de los cosméticos en el gigante asiático , uno de los mayores del mundo, ofreciendo la oportunidad de compartir con desconocidos productos de belleza de alta calidad.
Tras pagar 28 yuanes (unos nueve mil pesos), Fue Jie aprovecha su descanso de la comida para disfrutar de quince minutos en este minisalón de belleza. Primero se retoca con unos polvos de maquillaje, da volumen a sus pestañas y finalmente utiliza una barra de labios para un toque de color.
" Es muy útil cuando no tengo maquillaje y necesito ir a algún sitio y es importante . Por ejemplo, cuando tengo que ver a mis clientes", comenta esta joven de 28 años tras probar una de estas cabinas de maquillaje compartido ubicada en un centro comercial de Haidian, una de las zonas que concentra más empresas tecnológicas en la capital.
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Maquillaje, sombra de ojos, cremas y pintalabios de algunas de las marcas extranjeras más exclusivas están al alcance de cualquiera que lo desee en este pequeño tocador, donde una cámara de seguridad vigila todos los movimientos de las clientes para evitar que nadie caiga en la tentación de llevarse uno de estos caros productos de belleza.
La creadora de este habitáculo, Han Shuqi, explica a Efe que su compañía quiere promover "el concepto de compartir el maquillaje", algo nuevo en el país asiático, donde otras iniciativas de servicio compartido sí han triunfado, como el alquiler de bicicletas, los cargadores para móviles e incluso los paraguas. "Nuestra cabina ayuda a reducir el gasto en maquillaje.
Por ejemplo, si compras un pintalabios y no te gusta el color, perdiste el dinero", dice.
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Cada marca de cosméticos paga 1.500 yuanes (alrededor de 700.000 pesos) a su empresa para poder exponer sus productos en la cabina, que funciona a modo de probador, ya que también incorpora un código al lado de cada artículo que facilita su compra en caso de que la clientela lo desee.
"Queremos promocionar las marcas nacionales, aquellas que no se pueden encontrar en centros comerciales (...) y crear una plataforma para que los clientes puedan probar marcas extranjeras difíciles de encontrar en las tiendas", añade Han.
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En las redes sociales chinas, sin embargo, muchos han expresado su preocupación por los problemas de higiene que supone compartir productos tan íntimos como una barra labial, así como el alto coste de este servicio compartido.
Respecto a las críticas, Han asegura que su empresa funciona igual que otros puestos donde grandes marcas maquillan a las clientes para promocionar sus productos.
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