Una patología similar, molestias físicas en el abdomen, se ha convertido en la principal dolencia que ha obligado a un gran número de tenistas a abandonar la competición en Australia o a someterse a un tremendo esfuerzo para avanzar a pesar del dolor.
Una de las primeras jugadoras en sufrir estos problemas fue la inglesa Konta , quien tuvo que retirarse en primera ronda a pesar de liderar en el marcador por 6-4 y 0-2 ante la eslovena Kaja Juvan.
Konta, quien acabó llorando desconsoladamente tras tomar la decisión , explicó en la rueda de prensa posterior que la razón podría haber sido la limitada preparación que llevó a cabo.
La armada española también se vio afectada por la misma lesión después de que Roberto Bautista (12), Pablo Carreño y Pedro Martínez se vieran condicionados en sus respectivas derrotas por unos dolores intensos en la misma zona.
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El número uno mundial, Novak Djokovic, padeció una sensación de “desgarro muscular” en el costado abdominal , como él mismo describió, durante su partido de tercera ronda ante el estadounidense Taylor Fritz (27) que ha mermado considerablemente sus opciones por defender el título.
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El balcánico ni siquiera se entrena y pende de un hilo en cada uno de sus partidos, como lo hará en su choque de cuartos ante el alemán Alexander Zverev, confiando en que su abdomen no diga basta.
Los últimos en sumarse a una extensa lista fueron los cabezas de serie Matteo Berrettini y Casper Ruud . El italiano ni siquiera saltó a la pista para enfrentarse en los octavos de final al griego Stefanos Tsitsipas; mientras que el noruego no pudo continuar después de ceder los primeros dos sets ante el ruso Andrey Rublev.
Si regresamos en el tiempo, Tennis Australia anunció en diciembre que el el primer Grand Slam de la temporada se llevaría a cabo siempre y cuando los jugadores se sometieran a una estricta cuarentena de quince días en la que sólo serían permitidos a salir de sus habitaciones para entrenar durante un tiempo limitado al día.
Las complicaciones de estas severas condiciones llegaron cuando se detectaron diversos vuelos con al menos un caso positivo en el que viajaban tenistas . Un total de 72 tenistas tuvieron que realizar una nueva cuarentena de dos semanas en la que no podrían abandonar la habitación bajo ningún concepto por ser considerados contactos directos.
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Las críticas emergieron por parte de un sector numeroso, tanto del circuito masculino como femenino , que cuestionaba la severidad de unas medidas que podrían acarrear problemas físicos a la hora de afrontar el ‘major’ australiano.
La española Paula Badosa, la única tenista que dio positivo en Melbourne, comentó a través de las redes sociales que las condiciones fueron lamentables y apuntó al “tamaño de la habitación” o el material del que dispuso, los cuales no fueron suficientes para estar lista para una primera ronda en la que cayó ante la rusa Ludmilla Samsonova.
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El número uno mundial en la lista ATP, Djokovic, envió a la organización del torneo una lista de demandas, elaborada a partir de las sugerencias de todos los jugadores afectados , para intentar mejorar una preparación que estaba siendo muy cuestionada hasta la fecha.
El primer ministro estatal, Daniel Andrews, consciente de todo el esfuerzo al que se sometió toda la ciudadanía de Victoria para poder disfrutar de una vida relativamente normal, rechazó la petición del serbio con educación, tras comentar que estaba en todo su derecho de emitirla, pero que no podía arriesgar la entrada del virus y tirar por la borda todos los meses de confinamiento que afectaron gravemente a la economía estatal.
Repentinamente, y al ver la posición de una gran mayoría de la población australiano, casi todos los tenistas que cuestionaron las medidas anticovid, adoptaron una postura bien distinta y alabaron la labor del gobierno a la hora de lidiar con la pandemia.
Las imágenes de aquel partido de exhibición en Adelaide entre Rafael Nadal y Dominic Thiem dieron la vuelta al mundo y Australia se convirtió en un ejemplo a seguir en cuanto a políticas efectivas para frenar el avance de la pandemia.
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Tres semanas más tarde, la competición ha sufrido las bajas impredecibles de un número considerable de cabezas de serie como consecuencia de lesiones que, a su vez, podrían haber sido fruto de la poca preparación con la que contaron al someterse a una cuarentena de este tipo.