Geraldine Fernández, la ilustradora colombiana que afirmó haber participado en la galardonada película 'El niño y la garza' dirigida por el japonés Hayao Miyazaki, ganadora de un Globo de Oro, emitió un comunicado este jueves en el que reconoce que todo fue mentira.
La ilustradora, de 30 años confirmó públicamente que "la situación se le salió de las manos" y que lo sucedido fue producto de un "mal ejercicio".
En un primer momento, afirmó haber realizado unos 25.000 fotogramas para la película, lo que corresponde con aproximadamente media hora de metraje, aunque luego reconoció "haber exagerado", sin dejar de mantener que había participado en el proyecto y diciendo que había participado en "un par de escenas" de la película.
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La alarma sobre la veracidad de la historia de Fernández, que numerosos medios se lanzaron a recoger sin contrastar, saltó en las redes sociales, cuando trabajadores de la propia industria de la animación comenzaron a señalar incongruencias del relato como que su nombre no apareciera en los créditos finales de la película.
En el comunicado, Fernández aclaró que fue asesorada para decir la verdad: "Debe salir a la luz, todos merecen conocerla", y añadió que fue muy difícil para ella retractarse después de que la historia se hiciera viral en los medios.
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A pesar de su arrepentimiento por lo expresado, "hasta allí" dijo reconocer su error y culpó a la prensa de viralizar su historia pues hizo que la "pusieran en el ojo del huracán ante los medios de comunicación del país, influenciadores y colegas del medio".
Fernández pide disculpas por no haber parado la bola de nieve a tiempo: "Mil disculpas por todo lo ocurrido, de ahora en adelante trabajaré arduamente para que mi talento profesional como diseñadora me preceda".
La ilustradora confirmó que continúa trabajando en Tecnoglass, empresa de Barranquilla dedicada al diseño y fabricación de vidrios y ventanas, ante informaciones de algunos medios que decían que había sido despedida de la compañía.
En Tokio, Studio Ghibli, consultado por EFE, guardó silencio sobre la polémica, que tras varios días de revuelo saltó a los medios japoneses.
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El diario Asahi recogió este jueves detalles como la ausencia del nombre de la joven en los créditos o que intentó hacer pasar una certificación en japonés de un curso de cerámica como un documento oficial de Ghibli.
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