
El próximo 27 de abril, la Plaza de San Pedro será escenario de un acontecimiento sin precedentes en la historia de la Iglesia Católica ; la canonización de Carlo Acutis, un adolescente fallecido en 2006, que será reconocido como el primer santo nacido en plena era digital.
Su vida, marcada por una fe profunda y una habilidad innata para la tecnología, lo convierte en un modelo de espiritualidad para los jóvenes del siglo XXI.
Nacido en Londres en 1991 y criado en Milán, Carlo vivió una infancia común, con aficiones como el senderismo, los videojuegos y el uso del computador.
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Pero lo que lo distinguía era su devoción inquebrantable, asistía a misa a diario, rezaba el rosario y practicaba la adoración eucarística desde los siete años.
A través de internet, desarrolló una exposición digital de más de cien milagros eucarísticos reconocidos por la Iglesia, buscando acercar la fe a nuevas generaciones. Apodado “el influencer de Dios” , Carlo logró fusionar su amor por Cristo con las herramientas tecnológicas de su tiempo.
Aunque murió joven, víctima de una leucemia fulminante, su impacto ha sido tal que miles de fieles visitan su tumba en Asís, donde su cuerpo, vestido con jeans y sudadera, permanece expuesto en el Santuario del Despojado, en el mismo lugar donde descansan los restos de San Francisco de Asís.
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El proceso de canonización de Carlo ha sido extraordinariamente rápido. Fue declarado venerable en 2018, beatificado en 2020 y, tras la confirmación de dos milagros, ahora será oficialmente proclamado santo.
Uno de estos milagros ocurrió en Brasil en 2013, cuando un niño con una malformación pancreática fue sanado de manera inexplicable. El segundo tuvo lugar en 2022, en Costa Rica, donde una joven sobrevivió a un traumatismo craneal tras que su madre peregrinara a la tumba de Carlo y rezara por su recuperación.
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Carlo no solo es un referente de santidad moderna por sus milagros, sino por su capacidad de conectar con los jóvenes. “Es como ellos, cercano, real, y eso los inspira” , comenta María Rosario Riccio, una educadora que ha llevado a decenas de adolescentes a Asís.
Su figura ha atraído a millones de peregrinos, incluidos sacerdotes, familias y jóvenes de todo el mundo.
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Durante la ceremonia del 27 de abril, el Papa Francisco lo inscribirá oficialmente en el libro de los santos y establecerá una fecha litúrgica en su honor.
Así, la Iglesia celebra a su primer santo milenial, un joven que supo hacer de lo ordinario algo extraordinario y que continúa tocando corazones con un mensaje claro: la fe también puede ser digital.
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