
Detalles del indignante caso de tres niños encerrados durante cuatro años por sus padres
Encerrados durante cuatro años, tres niños vivieron aislados por sus padres, al ser llevados ante el juzgado argumentaron una insólita excusa.

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Una vivienda en Fitoria, en el concejo de Oviedo, fue escenario de un caso alarmante de maltrato infantil que ha conmocionado a España. Tres menores —dos gemelos de ocho años y su hermano de diez— vivieron completamente aislados del mundo exterior desde diciembre de 2021.
Cuando la policía entró a la vivienda los niños apenas podían caminar y llevaban mascarillas, señales del prolongado encierro al que habían sido sometidos.
Las condiciones dentro de la casa eran insalubres y perturbadoras. Los pequeños dormían aún en cunas y usaban pañales, no por necesidad médica, sino por imposición de sus padres.
En uno de los baños, los agentes hallaron una caja con pañales sucios, y un armario cerrado con llave contenía gran cantidad de medicamentos, algunos de ellos obtenidos en el mercado negro y con componentes psicoactivos como el cannabis.
Los progenitores —él, un hombre de nacionalidad alemana de 53 años; ella, una mujer de 48 con ciudadanía alemana y estadounidense— argumentaron ante la jueza que actuaron por temor a que sus hijos enfermaran tras la pandemia.
Alegaron que los menores sufrían trastornos como autismo y problemas cardíacos, aunque nunca hubo un diagnóstico médico profesional que lo confirmara. De hecho, el informe pediátrico más reciente en Alemania, fechado en 2019, certificaba que los niños gozaban de buena salud.
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El primer análisis médico realizado en España tras el rescate también descarta cualquier cardiopatía. Según especialistas como la psicóloga Ana Villarrubia, todo apunta a un posible caso de síndrome de Munchausen por poderes, un trastorno en el que el cuidador inventa o provoca enfermedades en otros —en este caso, sus propios hijos— para asumir un rol de salvador.
La investigación indica que el encierro fue planeado. Tras la negativa del colegio a aceptar la educación en casa, la familia se trasladó a España, intentando empadronar solo al padre y ocultando la presencia de la madre y los niños.
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Utilizaron una empresa intermediaria para gestionar el alta del padre como trabajador autónomo en el área de recursos humanos, desde donde alegaba trabajar remotamente.
Los menores no habían salido ni al jardín en casi cuatro años. Las ventanas del hogar solo se abrían parcialmente y eran clausuradas cada día a las 17:30 por orden del padre.
Ahora, tras la intervención policial, los niños se encuentran bajo tutela del Principado de Asturias, en un centro especializado donde se evalúa su estado físico y emocional.
El entorno descrito por los agentes refleja un nivel extremo de insalubridad y aislamiento. Los niños, que solo hablaban inglés, mostraban asombro al ver el mundo exterior.
Según la psiquiatra infantil Lucía Torres, la mayor dificultad ahora será reconstruir su vínculo con adultos, ya que las únicas figuras que conocieron hasta ahora fueron simultáneamente sus cuidadores y sus agresores.
Los padres están en prisión preventiva sin posibilidad de fianza y perdieron la patria potestad. El caso sigue en investigación, mientras los menores comienzan un largo proceso de recuperación en busca de una vida digna y segura.
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