En Estados Unidos , Megan García presentó una demanda contra Character.AI, empresa que desarrolló el chatbot al que su hijo adolescente, Sewell Setzer III, se había aficionado, acusándola de haber jugado un rol en la decisión de su hijo.
Sewell, de 14 años, quien vivía en Florida, comenzó a mostrar una conducta cada vez más aislada y dependiente de su teléfono a mediados de 2023, cuando interactuaba diariamente con el chatbot “Dany”, inspirado en el personaje de ficción Daenerys Targaryen de 'Game of Thrones'.
García explicó que su hijo, diagnosticado con ansiedad, otros trastornos de conducta y síndrome de Asperger desde pequeño, encontró en el chatbot un refugio, desarrollando una conexión emocional preocupante que incluso reflejó en su diario personal, donde expresaba sentirse más feliz e “inmerso en otra realidad” junto a “Dany”.
A medida que la situación se agravaba, sus padres lo llevaron a terapia y, aunque asistió a varias sesiones, su aislamiento aumentó. La demanda detalla que el personaje virtual de Dany se presentaba como una persona real, describiéndose como psicoterapeuta y amante adulto, lo que, según los acusadores, afectó emocionalmente al menor.
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García culpa a Character.AI y sus fundadores, Noam Shazeer y Daniel de Freitas, de crear una tecnología “no probada” y potencialmente peligrosa para jóvenes usuarios. “Mi hijo no es más que un daño colateral de este experimento”, comentó la madre.
14-year-old boy, Sewell Setzer, takes his own life after falling in love with an AI chatbot that told him to 'come home'; mother sues AI company. pic.twitter.com/StfVR2tYhT
— YabaLeftOnline (@yabaleftonline) October 24, 2024
En respuesta, la empresa anunció nuevas medidas de seguridad para evitar que menores desarrollen vínculos dependientes con sus chatbots. Según Chelsea Harrison, portavoz de Character.AI, la plataforma lanzará un límite de tiempo que notificará a los usuarios cuando hayan pasado una hora en la aplicación, junto con advertencias que recordarán que “esto es solo ficción y no debe tomarse como hecho ni consejo”.
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El caso ha abierto un fuerte debate sobre los efectos de la inteligencia artificial en adolescentes vulnerables y la necesidad de mayor regulación y control sobre esta tecnología emergente.
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