En una fatídica madrugada del lunes 2 de octubre, la tranquilidad de la zona rural de Santa Marta se vio abruptamente sacudida por un acto de violencia que dejó tres víctimas mortales y dos heridos quienes departían al interior de una cabaña, el escenario del trágico suceso fue la apacible vereda Ojo de Agua, ubicada en el sector de la vía a Teyuna.
Elkin Ríos Osorio, Andrea Trujillo Reyes y Alejandro Vera, así se llamaban las tres personas que perdieron la vida en este lamentable evento, según se empezó a conocer rápidamente a través de las redes sociales. Según fuentes preliminares, los infortunados se encontraban compartiendo en la cálida atmósfera de la cabaña conocida como Villa Lucy cuando la tragedia se desencadenó. Dos hombres armados irrumpieron en el recinto y, sin piedad, abrieron fuego contra los presentes.
Dos de las víctimas encontraron su fatídico destino dentro de la cabaña, mientras que el cuerpo de la tercera persona fue hallado en la zona boscosa a una distancia de 150 metros del lugar del ataque. Las autoridades policiales, desplazadas al sitio del suceso, están llevando a cabo una meticulosa recopilación de información para identificar y capturar a los responsables.
Aunque los detalles precisos del móvil aún están siendo investigados, se presume que uno de los presentes en la cabaña, quien cumplía con una medida de prisión domiciliaria, era el objetivo del ataque armado. Esta triste noticia llega en un momento en que la Procuraduría General de la Nación había emitido una alerta por el recrudecimiento de los enfrentamientos armados entre grupos ilegales en las inmediaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta.
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La Procuradora Regional ha instado a las autoridades locales y a los comandantes militares a implementar planes de contingencia para salvaguardar los derechos fundamentales, especialmente el derecho a la vida e integridad, de las comunidades afectadas. Existe un temor latente a un eventual desplazamiento masivo de estas poblaciones debido a la inminente amenaza que enfrentan.
La comunidad de Santa Marta se encuentra consternada por este episodio de violencia sin sentido y clama por justicia. La necesidad de abordar de manera eficaz la situación de inseguridad en la región se torna cada vez más apremiante, para que tragedias como esta no vuelvan a repetirse en el futuro.
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