
El lamentable caso ocurrido en Aguachica, Cesar, en el que una familia de pastores evangélicos perdió la vida, sigue causando conmoción en todo el país. Las investigaciones recientes revelaron que quienes dispararon no tenían como objetivo a las víctimas, sino que todo se trató de un error fatal de identificación.
El pastor Marlon Lora, su esposa Yurlay Rincón y sus hijos, Ángela y Santiago, fueron ultimados en un restaurante el día de los hechos. Sin embargo, las investigaciones de las autoridades indican que el verdadero blanco del ataque era una mujer identificada como Zaida Andrea Sánchez, alias "la Diabla".
La joven Ángela Natalia, hija de los pastores, ese día llevaba puesta una blusa blanca y un pantalón negro, el mismo atuendo que vestía la Diabla, lo que provocó la confusión de los agresores.
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Según la versión de las autoridades que poco a poco han logrado armar el rompecabezas, los hombres responsables de accionar sus armas se dieron cuenta de su error casi de inmediato.

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Según las declaraciones presentadas en la audiencia de imputación de cargos, luego de ver que habían cometido tan grave error los atacantes identificaron a la Diabla y a sus acompañantes saliendo apresuradamente del lugar, intentando cumplir con su verdadero objetivo se habría desatado un cruce de disparos entre ambos grupos, lo que complicó aún más la situación.
Las autoridades, tras esclarecer los hechos, enfocaron sus esfuerzos en capturar a los responsables. En los últimos días, lograron detener a los cuatro individuos vinculados con el ataque, quienes habían huido tras el hecho.

El verdadero objetivo del ataque en Aguachica
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El atentado estaba dirigido contra la Diabla, pareja de alias "el Calvo", un presunto narcotraficante de la región quien también perdió la vida el 27 de diciembre.
Los hombres habían seguido sus movimientos desde una funeraria donde se llevaba a cabo el velorio de su pareja, y continuaron vigilándola hasta el restaurante donde finalmente ocurrió lo que ya ampliamente se conoce con los pastores y su hijos. Sin embargo, su plan se vio frustrado por el trágico error.
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En medio de la balacera que se desató luego de percatarse del error, la Diabla y sus escoltas lograron escapar y se refugiaron durante varios días. Eventualmente, abandonaron Cesar y se desplazaron a Medellín. No obstante, la persecución en su contra continuó y, finalmente, fue asesinada en la capital antioqueña.
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Las interceptaciones telefónicas, registros de cámaras de seguridad y testimonios recopilados por las autoridades han permitido reconstruir los detalles de esta desafortunada operación.
Se presume que Jairo Andrés Miranda, José Miguel Leal, Jorge Valderrama y Leonardo de Jesús Barraza estuvieron involucrados en la planificación y ejecución del ataque y ahora enfrentan a la justicia.
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Estos individuos, que no eran oriundos del lugar, llegaron a Aguachica con la misión de acabar con la Diabla. Sin embargo, la confusión en la identidad de su víctima los llevó a acabar con la vida de la familia Lora Rincón, desatando una investigación que hoy los tiene en manos de la justicia.