Enviarle a la pareja mensajes y fotos provocadoras o 'prohibidas' es quizá una de las actividades más efectivas para salir de la rutina y mantener la llama del amor encendida. Esta práctica, la cual es denominada como 'sexting', es un recurso usado por parejas que mantienen una relación a distancia o simplemente por aquellos que quieren ponerle un poco de picante e imaginación a su vínculo amorosoSin embargo, a lo largo de la historia, hemos visto como dicha actividad puede resultar peligrosa y perjudicial, ya que con la presencia de las redes sociales, cada vez es más fácil que se vea vulnerada nuestra privacidad, a tal punto que las imágenes que se compartieron puedan ser publicadas, se hagan virales o hasta utilizadas como medio de extorsión.No obstante, resulta muy aburrido pensar que debemos abstenernos de experimentar el 'sexting' por miedo. Pues bien, dice la frase que atrás del miedo está el placer. Así que hoy te compartiremos una serie de consejos para que puedas aventurarte a realizar esta práctica con cuidado y sin temor a que se convierta en un riesgo, así que ¡toma nota!Según Diana Henao, sexóloga clínica y experta en medicina familiar, a la hora de enviar fotografías, debes fijarte en que no haya nada en la imagen que revele tu identidad. Es decir, evita dejar en evidencia tu rostro, tatuajes, cicatrices, lunares u otros elementos en el espacio que puedan delatarte.Si haces uso de WhatsApp, puedes acudir a la herramienta que tiene la aplicación, la cual permite que las fotos que envíes se puedan ver soló una vez y por tiempo determinado. Algo parecido a lo que se podía hacer hace un tiempo con la aplicación Snapchat.Por último, la sexóloga recomienda establecer acuerdos con tu pareja o con la persona con la que lleves a cabo dicha actividad. Por ejemplo, borrar las fotos una vez todo termine, pues si algo es cierto es que las fotos, conversaciones o videos que queden en el computador o celular, corren más riesgo de ser filtradas.
Una historia sobre infidelidad le da la vuelta al mundo a través de redes sociales, luego de que una joven revelara cómo descubrió que su pareja la engañaba con otra mujer.Se trata de una historia contada a través de la cuenta de TikTok de una joven que, en medio de su despecho, compartió su anécdota.Según la usuaria Sydney Kinsch, todo comenzó cuando su novió le envió un Snapchat en el que aparece usando unas gafas de sol; algo que parecería completamente normal.Sin embargo, la detallista mujer se percató que algo no era tan normal en la imagen; pues uno de los lentes de las gafas reflejó que el hombre no se encontraba solo.Según lo que se observa en la imagen, había una mujer con sus piernas bien expuestas y casi recostada sobre su novio.La mujer cuenta que tras ver la imagen llamó a su pareja quien, descaradamente la trató de loca al sentirse acusado de ser infiel.Luego de que la engañada mujer le hiciera caer en cuenta que el reflejo de sus gafas lo había delatado, el hombre se excusó argumentando que se trataba de la novia de su amigo y que “él podía tener amigos”.Además, le aseguró que no era la única que lo acompañaba ya que se encontraba junto a cinco personas más en ese momento.Pero la astuta mujer no creyó la respuesta de su enamorado y decidió indagar sobre la vida y pasatiempos de su pareja cuando no estaba con ella.“Una semana después me enteré de todos los detalles. Me había estado engañando durante una semana”, contó la usuaria.El video, que fue titulado: “esa vez que mi novio me envió un Snapchat y estaba engañándome“ se viraliza en redes sociales con cientos de comentarios apoyando a la mujer a quién le dicen que fue afortunada por haberse dado cuanta que era engañada.
Pocos de los millones de usuarios de Snapchat podrían imaginarse que sus vídeos compartidos en la red social se convertirían en arte y llegarían a exponerse, hasta que el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA) inauguró una exhibición con las "stories" de la popular aplicación móvil. No hay nada de particular en los breves clips de vídeo que componen la muestra de LACMA inaugurada esta semana, más allá de personas paseando a sus mascotas, gente en la cocina friendo patatas, haciendo flexiones o tocando la flauta, pero las instalaciones que el artista Christian Marclay ha diseñado a partir de las imágenes dan una función completamente nueva a la plataforma. Quizás la más sorprendente para el espectador sea la habitación, de ambiente distópico, en la que cuelgan decenas de dispositivos móviles que proyectan en sus pantallas el mensaje "Háblame, Cántame" y que, en cuanto escuchan una palabra, se iluminan con imágenes de otras personas emitiendo ese mismo sonido en Snapchat. Marclay, un artista suizo-estadounidense que no usa ninguna red social -"apenas tengo tiempo de gestionar el correo electrónico como para ponerme con ello", justifica-, decidió que el centro de su exposición sería el sonido que acompaña a las imágenes, ya que la mayor parte de las veces pasa desapercibida. "Quería poner la atención sobre el sonido, que muchas veces está presente, pero lo olvidamos porque la imagen cada vez es más poderosa", explica Marclay en una entrevista con Efe tras presentar "Sound Stories", la exposición que surgió de una colaboración con Snapchat para elaborar piezas de arte. Para Marclay, las aplicaciones de nuestros teléfonos móviles, como Snapchat, están diseñadas para dar protagonismo a la imagen -"las abres y lo primero que encienden es la cámara, que ocupa toda la pantalla"- , lo que provoca que olvidemos otros sentidos y otras percepciones igual de importantes. Esa obsesión por la imagen impregna tanto nuestra vida diaria que a veces, según el artista, no somos conscientes del uso que hacemos de ella, por lo que "espera que, tras visitar su exposición, uno pueda reflexionar sobre el uso que hace de esas plataformas". En "Sound Stories", Marclay ha diseñado cinco instalaciones, dos de ellas interactivas, que utilizan los sonidos y la imagen de miles de vídeos compartidos por Snapchat para involucrar al espectador. La primera sala muestra "All Together", en la que 10 teléfonos tocan una melodía a través de los sonidos de vídeos hechos públicos por Snapchat, una sincronía que Marclay ve entre los usuarios de las redes sociales: "Al final todas las personas, en todo el mundo, las utilizan de una forma muy similar", comenta el artista entre la fascinación y la extrañeza. En la siguiente instalación, "Tinsel Loop", un algoritmo combina videos que suenan en la misma nota, aunque uno sea de un gato maullando a su dueño y el otro de una caída graciosa en bicicleta, escenas que se transforman en las notas de un piano en "The Organ", la sala en la que uno puede crear melodías al ritmo de las "stories". Mientras, en otra habitación denominada "Sound Tracks", todas esas imágenes cotidianas se proyectan a cámara lenta con un sonido envolvente que ocupa todo el espacio y que eleva la sensación de absurdo por esta obsesión humana del compartir a niveles insospechados. "La mayor parte de las publicaciones son espontáneas y no se piensan, algunos incluso se lamentan después de haberlas compartido-reflexiona-. Yo solo puedo mostrar lo que la gente hace, pero de un modo algo crítico que haga pensar a la gente por qué hace esto, ya que muchas veces lo hace porque los demás lo hacen... Es bueno que la gente piense".
Definitivamente a los usuarios en redes no se les pasa nada, aprovechan cualquier ‘papayaso’ que da una celebridad para ponerla en boca de todos. Precisamente eso pasó con Kim Kardashian, quien luego de hacer una aparición en Snapchat, dejando ver una mesa detrás suyo en la que sobresalían dos líneas blancas, las que muchos aseguraron que se trataba de cocaína. La polémica imagen le dio la vuelta al mundo y recibió comentarios de todo tipo. Ante las críticas, la misma Kim aclaró lo sucedido, afirmando que se trataba del material de la mesa. Para probarlo acercó la cámara al objeto y explicó lo que realmente era. "¡No eran caramelos en mi mesa!¡Siempre fue mármol!... Vamos. Yo no hago eso... No es mi estilo de vida, nunca he sido así", aseguró en un video publicado en Twitter.