Cómo crear tu propio jardín nórdico en casa; no importa si es un espacio pequeño
Los jardines nórdicos, aunque originarios de regiones frías, también pueden adaptarse a climas cálidos o templados. Por eso en ciudades como Bogotá se puede ver este tipo de jardines.
A lo largo del tiempo, distintas culturas han creado estilos de jardines que reflejan su manera de entender y convivir con la naturaleza. Cada tipo de jardín responde a una forma particular de vida, considerando factores como el entorno, el clima y las necesidades diarias.
Entre ellos destaca el jardín nórdico, surgido en regiones frías donde la nieve es una constante del paisaje. Este tipo de jardín se ha convertido en un símbolo de serenidad y equilibrio.
Originario de países como Suecia, Noruega y Finlandia, el jardín nórdico se caracteriza por el uso de materiales naturales, formas simples y tonos suaves. Aunque la luz solar puede ser limitada en estas zonas, se convierte en un elemento central del diseño.
Esta propuesta exterior se basa en la sobriedad, la claridad y la armonía, donde cada componente tiene un propósito definido y contribuye a un conjunto equilibrado. Más que una moda estética, es una manera de reconectarse con lo esencial.
Lo interesante es que este estilo puede adaptarse también a regiones de clima frío o templado, como Bogotá o las zonas altas de los Andes. Sin embargo, para aplicarlo correctamente, es clave entender sus fundamentos.
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Annika Zetterman, reconocida diseñadora de jardines escandinavos, lo define como una combinación de diseño minimalista, líneas limpias y un fuerte enfoque en la sostenibilidad. Este tipo de jardín es ideal para quienes desean un espacio exterior moderno, acogedor y funcional. Sus principales características incluyen:
Simplicidad y estructura: evita la sobrecarga visual y apuesta por una estética limpia.
Funcionalidad: todo elemento debe cumplir una función clara.
Materiales naturales: predominan la madera, la piedra, el bambú, el metal y otros materiales sin tratar.
Compromiso ecológico: se valora lo reciclado, lo artesanal y lo duradero.
Además, su implementación es relativamente sencilla, lo que lo convierte en una opción práctica para transformar espacios exteriores de forma serena y respetuosa con la naturaleza.
La clave está en cuidar cada detalle, creando un entorno equilibrado, funcional y sereno. Los colores neutros blanco, gris, beige dominan este estilo porque aumentan la luminosidad natural y transmiten tranquilidad. También se pueden incorporar tonos tierra, verdes suaves o azules pálidos, siempre manteniendo la coherencia visual.
Zetterman sugiere que el diseño debe estar pensado a largo plazo, con materiales durables como la madera al natural o la piedra. Se deben incluir plantas que florezcan en diferentes estaciones para mantener el interés visual durante todo el año, como helechos o arbustos ornamentales.
Plantas recomendadas para un jardín nórdico
Flores resistentes al clima: como las hortensias, pensamientos, lirios (flor emblemática de Finlandia) y distintas variedades de rosas.
Flores rosas y hortensias
Foto Creada por ImageFX
Plantas perennes, que florecen año tras año sin necesidad de replantar: entre ellas están los geranios, salvias, tiarellas y penstemones.
Hierbas aromáticas, que además de embellecer el espacio, aportan fragancia y son útiles en la cocina: tomillo, orégano, eneldo, albahaca y menta.
Árboles frutales o autóctonos, que ofrecen sombra y atractivo visual durante todo el año: como los manzanos, robles, castaños, abedules, alisos y pinos.
Árbol frutal referencia
Foto: creada con ImageFX
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