La voz de Carlos Vives retumbó por toda la Playa de Los Cocos este lunes, cuando comenzó a sonar "Te soñé tantas veces, Santa Marta" y la pantalla gigante mostraba escenas de su nuevo video, '500 años'. En medio de aplausos, gritos y celulares alzados, el artista samario apareció en tarima con una sonrisa de oreja a oreja y un saludo emocionado para su ciudad.
El mar estaba a pocos metros, iluminado por lanchas ancladas, mientras los balcones de los hoteles rebosaban de espectadores.
Miles de personas llegaron a esta serenata para cantar a todo pulmón y celebrar los 500 años de Santa Marta. Todo comenzó con los temas 'La perla' y 'Ella es mi fiesta', y aunque el calor no daba tregua, Vives se movía por todo el escenario vestido de blanco, imparable, entregando un concierto gratuito convertido en carnaval popular.
"El trabajo no se ha acabado. Aún hay que seguir cantando todos los días", soltó Vives con voz firme. Lo suyo no es solo música, es también una bandera de identidad caribeña que ondea sin descanso.
Una producción de altura para una ciudad que cumple medio milenio
El montaje fue de otro nivel: placas sobre la arena para estabilizar, tribunas con sillas, luces y pirotecnia en varios niveles para que nadie se perdiera el show. Desde temprano un DJ se encargó de calentar el ambiente mientras llegaba la multitud. Cuando el samario pisó el escenario, empezaron las sorpresas.
Exjugadores del Unión Magdalena hicieron su aparición lanzando balones a la tribuna. Luego llegaron artistas samarios como Lalo Ebratt, L’Omy, los niños del barrio San Martín disfrazados de aves (llamados "los periquitos") y el grupo Estéreo Beat. Todos mostraron que Santa Marta sigue pariendo talento musical.
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Uno de los momentos más comentados fue la entrada de Niña Pastori, directamente desde Cádiz. Vives la recibió como "prima lejana" y cantaron juntos una versión suave del clásico 'Santa Marta tiene tren'. Un guiño a la historia que une a Colombia con España y a los sonidos de ida y vuelta.
El punto máximo fue, como se esperaba, '500 años'. Ocho minutos de canción proyectados con su letra en pantalla, para que nadie se perdiera ni una palabra. Cuando sonó la parte en lengua arhuaca, subió Gloria Izquierdo, líder del pueblo arhuaco, quien recibió una ovación total.
Aunque el sonido falló por momentos, ni eso detuvo la fiesta. Cada nota del vallenato-pop de Vives era recibida con euforia, y el grito "¡Yo me quedo en Santa Marta!" fue el coro que unió a todos.
Dos horas después, tras videos que recordaban sus primeros pasos, giras y logros, Carlos Vives cerró con un mensaje simple pero sentido: "Aquí están mis raíces". Un final perfecto para un concierto que no fue solo música, sino memoria viva en clave de fiesta.